El Bosque de Bellver, uno de los grandes pulmones verdes de Palma, se está convirtiendo en un campo de experimentación. Si en diciembre los vecinos contemplaban anodadados cómo se asfaltaban cerca de 3.000 metros cuadrados en el bosque rompiendo toda la estética y la lógica medioambiental, ahora se están instalando bolardos en los márgenes de la carretera asfaltada.
Es posible que Cort considere que lo más seguro es colocar bolardos para que los ciudadanos no crucen la carretera ante la posibilidad de que sean atropellados por los vehículos que circulan por ella. Según Cort, estos bolardos de hierro que serán sustituidos por bolardos de madera, se han instalado para "evitar así la erosión que provoca que la gente coja 'atajos'".
Los cierto es que la instalación de bolardos en esta carretera ha vuelto a levantar la indignación de los vecinos que no entienden nada de lo que están sucediendo, aunque sí que tienen claro que es incompatible el bosque con el asfalto. A ello, hay que sumar los cientos de árboles que han sido talados en los últimos meses y que según el consistorio palmesano, se han visto obligados a talarlos porque presentaban enfermedades, justificación que rechaza de plano el vecindario.
Los vecinos temen el siguiente paso que Cort ejecutará en este emblemático bosque palmesano.
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