Permítanme que cambie el tradicional “siente un pobre a su mesa” por estos nuevos parias, los nuevos intocables, que además acabarán siendo también pobres en cuanto llegue a España el requisito del pasaporte para trabajar, que ya asoma en el sector sanitario balear. Aquí siempre en vanguardia de todo lo malo.
Recopilemos. Pimem pide que no haya restricciones y que se amplíe el uso del pase covid. Pero ¿no es el covipass una restricción? Interpretemos: Francina, lo que quieras, pero no nos cierres más.
Otra: Salud pide a los no vacunados que no vayan a fiestas y reuniones de Navidad. Los no-vacunados, como los no-muertos, hay que mantenerlos a raya, no sea que te coman el cerebro.
Otra más: la Comisión de Salud Pública (no sé por qué me recuerda a la Revolución Francesa) acuerda que los vacunados que sean contacto estrecho de un positivo de Ómicron no deberán guardar cuarentena. Vacúnese, que todo son ventajas. Me las quitan de las manos, ay payo.
Nos movemos entre un alud de información contradictoria, pero tratemos de extraer algunas certezas.
Primera. El virus existe. No se ría, algunos lo discuten todavía. Pero creo que podemos estar razonablemente seguros.
Segunda. El virus tiene cierto peligro, que se incrementa con la edad. Aún así, la letalidad ronda el 0,2%: el doble de la gripe. Pero aunque no se mueran, bastantes lo pasan mal con la enfermedad.
Tercera. Las vacunas protegen de los síntomas, pero no evitan el contagio. La discusión estaría en si disminuyen la transmisión, y en qué medida, en su caso. No está nada claro.
Cuarta. Parece que se apuesta por vacunar periódicamente. La comisión de vacunas alemana recomendó ayer la tercera dosis a los tres meses de la segunda. En Israel van a empezar ya a administrar la cuarta dosis.
Quinta. Las vacunas tienen ciertos efectos secundarios. Tampoco está claro en qué medida. Los sistemas de reporte de posibles efectos adversos son poco fiables: se reportan sólo una fracción y comprobar su relación de causalidad con las vacunas es difícil y llevará años. No me consta que se haya ensayado la administración de terceras dosis, cuartas y las que vengan.
Sexta. Por lo que sabemos, la variante Ómicron es más contagiosa, pero más suave. Un estudio reciente revela un riesgo de hospitalización un 80% inferior a delta. Algunos expertos la ven como un regalo divino: podría actuar como una especie de vacuna natural, inmunizando (de verdad) a la población a muy bajo coste en vidas (y gratis).
Séptima. Adicionalmente, están llegando por fin nuevos tratamientos que deberían mejorar las perspectivas de los infectados y del sistema sanitario. Aún así, el envejecimiento de la población lo pondrá a prueba cada invierno, cada vez más. El gran problema de fondo es la brutal caída de los nacimientos en el último medio siglo. Podría poner más enlaces, pero ustedes y la redacción de mallorcadiario.com también podrían asesinarme.
Octava. Se constata que la libertad de expresión ha sido la primera víctima de la pandemia. Ya conocíamos la censura más o menos disfrazada en redes sociales y en grandes medios, pero ahora se destapan maniobras como los correos entre Fauci y Collins contra la Declaración de Barrington, que, respaldada por grandes científicos, proponía un enfoque distinto de la pandemia, centrado en la protección de los vulnerables. Autoridades como los mencionados, directores del Instituto Nacional de Salud y del de Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, se coaligaron para silenciar y desprestigiar cualquier debate científico. Noticia del máximo interés, que por ello recibe la mínima atención en nuestro país.
Ya ocurrió lo mismo con la teoría del origen artificial del virus: trascendieron igualmente correos de Fauci organizando la defensa de la teoría del murciélago-pangolín. De ello resultó un artículo supuestamente científico, cuyos autores resultaron estar vinculados a la investigación con coronavirus financiada por el propio Fauci y conectada con el laboratorio de Wuhan.
Acabamos de observar otra muestra con la declaración de Robert Malone sobre la vacunación infantil, que sin duda ha tenido impacto, porque ha merecido el desmentido de los medios sistémicos, incluyendo El Mundo, Al Rojo Vivo y Newtral. Desmentido caracterizado por sus ataques ad hominem (Malone se movería por envidia) y falta de argumentos.
¿Qué cabe concluir de todo ello? Pues que cada uno debe tomar sus precauciones (o no) basado en su situación personal y el riesgo que desee asumir, pero que no olvide que, como en tantas y tantas cosas, el sistema juega a dividirnos y enfrentarnos.
Tanto un vacunado como un no vacunado pueden contagiar. El único sentido del pasaporte covid es obligar a vacunarse. Pero si quieren que nos sigamos vacunando, más valdría que la información circulara libremente y que no trataran de obligarnos. Lo contrario podría ser contraproducente. La pandemia pasará. Las medidas absurdas y abusivas de los gobiernos deben pasar también.
Y recuerden, nada es más contrario al espíritu navideño que discriminar y pelearse con los demás. Les deseo feliz Navidad a todos, todos, especialmente a mis detractores habituales. Y gracias por leerme.