Estas son las estimaciones preliminares tras la graduación de la primera promoción de la historia de la Facultad de Medicina de la UIB, y que se producen en el contexto del aluvión de jubilaciones de médicos que, en estos momentos, y a lo largo de los próximos años, afectan a la sanidad balear.
Con una previsión de 246 médicos que se habrán despedido del ejercicio activo de su profesión en Baleares cuando haya finalizado el periodo comprendido entre 2021 y 2023, en el primero de los ejercicios mencionados, el de 2021, fueron 59 los profesionales que se acogieron a la jubilación. En el año actual, cuando hemos iniciado ya el penúltimo mes de 2022, la dinámica en cuanto a jubilaciones es muy similar y ello permite vaticinar que nuevamente se superará el medio centenar de bajas definitivas.
Esta evolución es todavía más preocupante si nos centramos en el ámbito de la Atención Primaria, donde trabajan, en el caso de Baleares, casi 1.200 facultativos (en concreto, 1.195). En el primer nivel asistencial, prácticamente uno de cada diez médicos, es decir, casi el 10 por ciento, se habrá jubilado cuando concluya el próximo año.
En el campo de las especializaciones, los datos del Servei de Salut recogen que de los algo más de dos mil médicos (2.073) que ejercen en centros hospitalarios del archipiélago, serán 132 los que se jubilarán, en el mismo tramo temporal anteriormente mencionado.
UNA DE LAS RATIOS DE MÉDICOS MÁS BAJAS DEL PAÍS
Este déficit empeorará todavía más la ratio de profesionales en las islas, que es, de hecho, una de las más bajas del país, con tres facultativos por cada mil habitantes, situándose por debajo de la media nacional, que alcanza la cifra de 3,5.
De esta manera, el sindicato más representativo del sector médico balear, Simebal, ha alertado de que, sumando el ámbito de la medicina familiar y las especializaciones, faltan, actualmente, unos 800 profesionales en Baleares, que, previsiblemente, serán muchos más a medida que vaya ganando más fuerza la cascada de jubilaciones.
INCENTIVAR LA FIDELIZACIÓN
Para los grupos y colectivos que interactúan en el ámbito sanitario balear, la principal alternativa al déficit de médicos que arrastra la comunidad autónoma pasa por la incentivación de la fidelización. Sin embargo, este objetivo no resulta fácil de materializar, dado que existen factores que hacen sumamente compleja su consecución, como el elevado coste de la vida, la falta de oferta inmobiliaria a precios asequibles y, por supuesto, los efectos de la inflación, que están castigando especialmente a Baleares a causa del gasto suplementario que genera el hecho insular.
Estas consideraciones pesan también en el ánimo de los estudiantes de la Facultad de Medicina a la hora de ejercer, en el futuro, su profesión en el archipiélago. Al menos, así es en buena parte de los alumnos que se han matriculado en la UIB, a lo largo de los últimos años, para cursar este grado.
No obstante, los principales responsables ejecutivos de la Facultad, liderados por el actual decano, el profesor Miquel Roca, y la vicedecana, la profesora Margalida Gili, siempre han destacado la buena valoración que la mayoría de los estudiantes, y, en este sentido, también los peninsulares, han manifestado en las encuestas de satisfacción respecto a la calidad de los estudios de grado de Medicina que se imparten en la UIB.
FACULTAD DE MEDICINA
Ahora bien, ¿qué factores condicionan más directamente el hecho de que un estudiante de Medicina que se ha formado en un territorio concreto, como, en este caso, Baleares, decida, una vez finalizada la carrera, establecerse en ese emplazamiento en vez de buscar un destino diferente?
En declaraciones a mallorcadiario.com, la profesora Gili ha apuntado que las causas que pueden estar detrás de esta determinación "son muy diversas. Y, además, la decisión no depende al cien por cien de la voluntad del alumno, sino que tiene mucho que ver con la nota que este futuro médico logre en el examen MIR. Por supuesto, cuanto mejor sea la calificación en esta prueba, mayor será el abanico de opciones, tanto desde el punto de vista de la especialidad que se ejerza como en lo que respecta al lugar donde esa persona desarrollará su profesión".
OCHO MIL PLAZAS MIR PARA MÁS DE 12.000 ASPIRANTES
Precisamente, en estos momentos, los 61 estudiantes que integran la primera promoción de estudiantes de Medicina que se han graduado en la UIB están afrontando la preparación del crucial examen MIR. La presente convocatoria efectuada por el Ministerio de Sanidad (todos los alumnos toman parte en la misma prueba, independientemente de la Facultad donde han completado su formación como facultativos) engloba un total de ocho mil plazas que deberán distribuirse entre algo más de 12.000 candidatos (concretamente, 12.130). De todos estos puestos, uno de cada tres pertenece a Atención Primaria, que concentra 2.336 ocupaciones. Le siguen, por orden en la cantidad de plazas, aunque a mucha distancia (hablamos siempre de registros a nivel nacional), las especialidades de Pediatría (494) y Medicina Interna (401).
Una particularidad que ha introducido Sanidad este año es que cada uno de los aspirantes solo dispone de dos oportunidades, es decir, dos exámenes, para certificar la obtención de la titulación MIR. Anteriormente, el margen de veces en que un estudiante tenía la posibilidad de presentarse era indefinido, sin ningún límite concreto. Así las cosas, para esta primera promoción de Medicina en la historia de la UIB, al igual que para sus compañeros de otras universidades, estos próximos meses serán decisivos, porque marcarán, al menos inicialmente, el destino y la especialidad que ejercerán a lo largo de su vida profesional.
UNA AMPLIA CASUÍSTICA
En cualquier caso, y en la misma línea que la profesora Gili, el decano de la Facultad de Medicina, el profesor Miquel Roca, ha precisado que "en realidad, la decisión de que nuestros estudiantes ejerzan luego la carrera en las islas se ve condicionada por muchos aspectos, y, por supuesto, el resultado en el examen MIR resulta más que determinante. La cauística, por otra parte, es sumamente amplia. En ocasiones, un alumno ha de decidir qué elemento prioriza más, si la especialidad en la que elige formarse o bien el sitio donde va a ejercer, porque, a menudo, por desgracia, ambas cuestiones son incompatibles. Conozco ejemplos de médicos recién graduados que han puesto por delante regresar a su territorio de origen aunque haya tenido que ser a cambio de escoger una especialidad diferente a la que tenían pensado ejercer. Pero también existen casos de facultativos que han preferido postergar para otra oportunidad en el futuro su regreso a casa, ya que han considerado más importante elegir una especialidad que se adecuara mejor a su vocación o a sus pretensiones profesionales".
No obstante, como el propio profesor Roca admite, el factor geográfico suele ser clave en la determinación de una gran cantidad de alumnos. "No olvidemos - señala el decano- que a la mayor parte de las personas, independientemente de cuál sea su profesión, les atrae volver a su tierra en un momento determinado. Después de varios años fuera, por motivos de estudios o de formación, el regreso a casa es una posibilidad muy atractiva. Y, en ocasiones, ni siquiera hace falta que esto sea así, dado que las propias circunstancias personales obligan igualmente a emprender el camino de vuelta. Pensemos, sin ir más lejos, en alguien a quien una determinada situación familiar le impide continuar por más tiempo viviendo fuera. Como decía, la casuística es tan inmensa como inabarcable, y eso condiciona cualquier previsión que podamos efectuar en cuanto a saber dónde ejercerán los médicos que se licencian en Baleares".
MODERADO OPTIMISMO
Pese a ello, las previsiones invitan a un moderado optimismo. Las encuestas realizadas por la Facultad de Medicina de la UIB dejan claro, como señala la profesora Gili, que "existe un alto grado de satisfacción por parte de los alumnos, y eso es perfectamente extensible a los estudiantes recién graduados. Esta valoración es positiva en cuanto a la calidad de la formación que han recibido, pero también abarca la opinión sobre los servicios sanitarios que han tenido ocasión de conocer a lo largo de sus seis años de aprendizaje en las islas".
En este sentido, la dirección de la estudios de grado de Medicina, encabezada por los profesores Roca y Gili, ha apostado claramente, como expone el decano, por "hacer posible que, antes de graduarse, estos futuros médicos tomaran contacto con todo el abanico de la oferta asistencial de la sanidad balear, desde Atención Primaria al resto de especialidades. Y, en todos los casos, la valoración siempre ha sido extraordinariamente positiva".
ORIGEN BALEAR
Dado que, como expone el profesor Roca, la pertenencia geográfica es un factor de gran relevancia en la elección de destino de las diversas promociones de Medicina, el dato sobre el origen de los alumnos ha de ser tenido muy en cuenta a la hora de vaticinar, aunque sea desde la inseguridad que marca el futuro de estos nuevos profesionales, hasta qué punto los centros de salud, hospitales y especialidades del archipiélago podrán beneficarse de estas generaciones formadas íntegramente en la UIB.
De esta manera, de los 61 alumnos que se graduaron justo antes de este verano, cerca de la mitad ha nacido en Baleares: exactamente, 29, casi en su totalidad originarios de Mallorca, que suponen el 47,5 por ciento del total. El resto, algo más de la mitad, procede de otras comunidades autónomas: siete de Andalucía (11,5 por ciento), seis de la Región de Murcia (9,8), cinco de la Comunidad Valenciana (8,2 por ciento); cuatro de Castilla La Mancha (6,6 por ciento), tres de Cataluña y Madrid (4,9 por ciento, en ambos casos); dos de Aragón (3,3) y uno de Galicia y Canarias (1,6).
Sin embargo, todos estos datos distan de ser una 'foto fija'. A medida que han transcurrido los años, la procedencia autóctona del censo estudiantil en la Facultad de Medicina de la UIB ha ido ganando terreno, hasta situarse, actualmente, en los 207 matriculados, que suponen el 58,3 por ciento sobre el contingente global de alumnos, que alcanza la cifra de 354.
AMPLIACIÓN DE PLAZAS
Nuevamente Andalucía ocupa el segundo lugar, con 56 inscritos (15.8 por ciento), por delante de los 20 alumnos que han nacido en la Comunidad Valenciana (5,6 por ciento), los 13 de Madrid (que es uno de los territorios en alza respecto a las cifras de la primera promoción, con un 3,7 por ciento sobre el total), los ocho de Aragón, Castilla La Mancha, Castilla y León y Región de Murcia (en todos los casos, 2,3 por ciento), los siete de Extremadura y Galicia (dos por ciento), los cuatro de Canarias (1,1 por ciento), los dos de Cataluña, País Vasco y originarios de otros países (0,6) y uno de Asturias y Ceuta (0,3).
Otra cuestión a dilucidar es si los estudios de Medicina que se imparten en Baleares ampliarán el número de alumnos matriculados en próximos cursos. En una reciente sesión plenaria en el Parlament, la consellera de Salut i Consum, Patricia Gómez, expresó su "voluntad máxima" de impulsar esta medida. En este mismo sentido se ha pronunciado el conseller de Fons Europeus, Universitat i Cultura, Miquel Company, cuyo departamento está trabajando, junto al área de Salut y la UIB, para “aprovechar la opción de aumentar las plazas” que ha sido trasladada por parte del Ministerio de Universidades.
PREVISIONES DE FUTURO
Más allá del ámbito universitario, la incertidumbre en torno al relevo generacional en la profesión médica también resulta patente. La previsión, siguiendo las estimación de la Organización Médica Colegial (OMC), es que, a lo largo de los siguientes ejercicios, unos 70.000 médicos se jubilarán en el conjunto de España, teniendo en cuenta que, según los datos existentes, el 40 por ciento de profesionales ya ha superado la barrera de los 55 años.
Y con vistas a un futuro a más largo plazo, las previsiones también se ven ensombrecidas por oscuros nubarrones, dado que la horquilla de médicos con edades comprendidas entre los 45 y los 55 años supone, en la actualidad, el 22 por ciento del conjunto de profesionales que ejercen en el país.
DÉFICIT DE PROFESIONALES
Entretanto, el déficit de profesionales es una realidad tangible, especialmente en el ámbito de la medicina familiar. Por lógica, esta situación se agravará en los próximos años, sin que las nuevas promociones del sistema MIR puedan enjugar el saldo negativo.
De hecho, la información que maneja la OMC apunta a que, a lo largo de esta próxima década, un total de 55.000 nuevos médicos concluirán su formación y podrán empezar a ejercer su especialidad. Teniendo en cuenta que el número estimado de jubilaciones alcanza la cifra de 70.000, el problema está servido.
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