Yo no quiero ser catalán, señor Gordó

Yo ni soy ni quiero ser catalán. Que no haya ninguna duda sobre cuál es mi postura en este asunto.

El señor consejero de justicia de Catalunya, Germà Gordó, se puede meter su propuesta de ofrecerme la nacionalidad catalana en salva sea la parte. En primer lugar porque esa nacionalidad catalana que nos ofrece a valencianos y baleares hoy por hoy no existe. Y como no tengo dudas de que los ciudadanos son gente sensata, por más que sus políticos traten de manipularles levantando cortinas de humo para ocultar su propia incompetencia y miserias, no creo que llegue a existir al menos a corto y medio plazo. Si el President y sus palmeros quieren tirarse al pozo de la independencia, ellos verán, pero dudo que la mayoría de sus conciudadanos vaya a hacerlo con ellos, insisto, por más adoctrinamiento que se imponga vía educación, medios públicos y medios hipersubvencionados.

Pero no nos desviemos, que me voy del tema.  Quiero dejar claro es que yo no quiero ser catalán. Ni ahora ni un hipotético escenario de una Catalunya independiente fuera de la Unión Europea o como estado libre asociado al estilo de Puerto Rico con USA, gran ejemplo éste.

De ninguna de las maneras.

Yo soy y seguiré siendo, señor consejero, lo que soy: valenciano. De Borriana, en Castellón, para más datos. Que es mi pueblo y el de toda mi familia. Y si me apura le diré, porque creo firmemente que uno es tanto de donde nace como de donde pace, que me siento mallorquín. Aquí llevo unos cuantos años, mamando diariamente cultura, lengua y paisaje. Y espero seguir unos cuantos más.

Por seguir, le diré también que me siento español, sin dudarlo. Me siento orgulloso de formar parte de este país con todos sus defectos y virtudes.  Me siento identificado sin dudarlo con la manera de ser, pensar y vivir de andaluces, madrileños, vascos, catalanes y gallegos. Tan iguales todos y tan distintos. Pero miembros de una misma colectividad y una historia en común.

Conozco la historia de este país y de mi tierra y se perfectamente que me unen más lazos históricos y culturales con Catalunya que con La Rioja, por ejemplo. Pero ello no me convierte automáticamente en catalán, ni me produce el menor deseo de serlo en un futuro. Soy valenciano y español. Y como dije, mallorquín por adopción.  Le subo un nivel más y le diré sin dudarlo que me siento también ciudadano del Mundo. Me siento cerca de los latinos, los yankees, los canadienses, los magrebís, europeos del Este y hasta de algún asiático que he tenido el gusto de conocer.  Estoy bastante viajado, cosa que recomiendo como vacuna contra la EMC, la enfermedad de las miras cortas. Y veo más similitudes que diferencias con el resto de seres humanos del planeta y sus culturas.

 

Llámeme iluso. Llámeme traidor. Llámeme demagogo. Llámeme españolista. Llámeme usted como quiera, señor Gordó. Pero por favor, señor consejero, no me llame usted catalán porque ni lo soy, ni lo quiero ser.

Quede claro.

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