TOMÀS IBARZ. Los pasos del juez José Castro en la instrucción de la ya famosa "pieza número 23" del "Caso Palma Arena" hacen indicar que, ahora sí, estamos llegando al final de las investigaciones. Fiscal Anticorrupción y Juez Instructor parecen tener bien atados los presuntos delitos cometidos, y también la práctica totalidad de los que fueron responsables de los hechos. Solo falta saber si ya los tiene a todos, o a casi todos.
Por esta razón, con lo demás perfilado, ahora sus esfuerzos se centran en cerrar el debate abierto sobre la necesidad de imputar o no a la Infanta Cristina. Ya hemos llegado a ese punto. Si no la imputa, parece que iremos rápido al proceso previo a fijar fecha para juicio. En cambio, si la imputa, habrá que subir un peldaño más, pero tampoco faltará mucho. Ahora sí ha llegado el momento de despejar la incógnita sobre la Infanta.
Es cierto que la Fiscalía sigue sin ver indicios, pero también es cierto que -leyendo las transcripciones de los últimos interrogatorios- Castro necesita decidirse ya en un sentido o en otro.
El titular de la hipotética imputación de la Infanta sería de los gordos, histórico. Pero, ¿qué quieren que les diga? Llevamos tanto tiempo escuchando decir a jueces, abogados y políticos que una imputación es una garantía de defensa, que casi que lo recomiendo. Que la imputen y que se defienda. Aunque hay un plan B: citarla como testigo. Pero en ese escenario no puede menir uno para defenderse.
Sea como sea, va siendo hora de tomar la decisión sobre la Infanta. La que sea, para ir cerrando melones.