He esperado un tiempo prudencial para escribir este articulito; justo el tiempo necesario para que no quedara ni un solo comentarista de opinión que no se hubiera referido al mismo tema que les voy a ofrecer. Dicen que el que ríe el último, ríe mejor.
Les voy a regalar una lectura comentada del imponente hit de la descomunal cantante y compositora Marta Sánchez, gran embolsadora fiscal del Estado de Florida, en los EEUU de América. Sobre la genuina música de la “Marcha de Granaderos”, compuesta en el siglo XVIII. Para aquellas personas que desconozcan el sentido de la palabra oxímorón debo relatarles que se trata de una figura literaria que consiste en usar dos conceptos de significado opuesto. El prototipo más usado para ejemplarizar esta figura retórica es “la música militar”. Queda explicado. Y, sin más dilación, paso a desgranar, superficialmente, la preciosa letra con la que nuestra querida Sánchez ha cubierto la música agregándole, si cabe, mayor proporción de arte y poesía.
“Vuelvo a casa, a mi amada tierra
Es el impuesto que hay que pagar si se quiere ser un buen emigrante. Dicho esfuerzo queda luego recompensado por la visión de un buen anuncio de turrones en Navidad.
la que vio nacer un corazón aquí.
La frasecita posee una sintaxis un pelín circense. En todo caso, lo más insólito es su semántica: ¿nacen los corazones o se hacen? He visto nacer niños pero nunca corazones. El adverbio de lugar queda como muy relativo: ¿aquí, dónde?
Hoy te canto, para decirte cuánto orgullo hay en mí,
¿A quién canta, a la casa, a la amada, a la tierra, al corazón que nace? ¿A quién le comenta que ella está llena de orgullo? ¿No será, sospecho, una licencia literaria para ocultar la realidad? ¿Será que está embarazada?
por eso resistí.
No entiendo nada. Me he liado más que la alpargata de un romano. Resistí es una forma verbal que indica pasado. Me interesa mucho saber cuándo resistió y qué tuvo que soportar o sufrir o encajar. ¿A quién se resistió? También desconozco el motivo por el cual tuvo que resistirse; por eso me da muy pocas pistas, francamente.
Crece mi amor cada vez que me voy,
Mujer: ¡no se vaya tanto que, al final, no le cabrá el amor donde quiera que se lo guarde! Cuidadín con la frasecita: puede ser un magnífico gancho para los independentistas catalanes; más enamorados cuanto más lejos...
pero no olvides que sin ti no sé vivir.
Me acabo de mirar mi coeficiente intelectual y estoy a 120; ¡nada mal! Me he dicho: a ver si soy yo que no pillo el argumento, pero con este coeficiente la cosa debe de ser de ellos; o de ella.
Rojo, amarillo, colores que brillan en mi corazón
¡Hombre, la cosa está clara! La bandera. Lo que no sé es si se refiere a la española o a la senyera catalana... Ahí se esconde una duda.
y no pido perdón.
Ya estamos otra vez. Si le brillan los colores en su corazón no tendría por qué pedir perdón. Lo que quizás tendría que hacer es visitar a un médico que le arregle lo de los brillos del corazón; pinta mal.
Grande España, a Dios le doy las gracias por nacer aquí,
Bueno, ahora ya sabemos que el aquí del principio era España. En cuanto al calificativo grande, uy, uy, uy: suena a lo del libre y a lo de una.
honrarte hasta el fin.
Vuelvo a las dudas: ¿hasta el fin de qué?, ¿hasta que se acabe el mundo y suenen las trompetas de Jericó?, ¿hasta que España finalice?, ¿hasta el fin de la señora que ha compuesto la canción?
Como tu hija llevaré ese honor,
Entiendo que España tiene una hija, cosa que, hasta el momento, desconocíamos por completo. Eso si el sentido de la frase es este: al igual que tu hija... llevaré ese honor. Nunca se me habría ocurrido pensar que España tuviera descendencia y, menos todavía, que esta fuera femenina. Sí, señor: ¡mujeres al poder! ¿Podría ser la hija de España una de las islas Canarias que, además tienen género femenino y están en la quinta leche, motivo por el cual no nos habríamos enterado hasta ahora?
llenar cada rincón con tus rayos de sol.
Sí. Lo de las Canarias va cogiendo fuerza. Y ni que sea por descarte, la hija no debe de andar por el Norte ni por el invierno de Lleida; aunque, a lo mejor, lo de Lleida no es ninguna tontería: con tanta niebla... ni se sabía que la hija estaba por aquellos andurriales.
Y si algún día no puedo volver,
Otra vez con el ir y el volver del principio. Pregunta: ¿podría ser azafata de vuelo, la hija de las narices?
guárdame un sitio para descansar al fin.
O sea que, una vez honrada hasta el fin, ahora quiere descansar hasta el fin. A ver si nos aclaramos.
Total: a mi me da la impresión que la historia que relata esta composición no tiene ni pies ni cabeza; no se aguanta por ningún sitio. Incluso desde una visión de corte surrealista no consigue destacar. Estoy convencido de que -como se hace hoy en día al finalizar cualquier actividad- se habrá sometido a la compositora a todo tipo de puebas que demuestren que no hay indicios de drogas o alcohol en su cuerpo.
Imagino que el próximo intento de ponerle letra a esta marcha militar (que lo habrá, vaya que si lo habrá), el presunto causante del seguro desaguisado soltará, como mínimo, un poco más de cordura y sensatez.
¡Madre del Amor Hermoso!