Vuelven las 'clavadas"

Esta semana he escuchado al Maestro del periodismo José Martí Gómez, con quien tuve la fortuna de compartir trabajo durante cuatro años, que en esta profesión sobra soberbia y falta humildad. Por ahí voy a ir hoy pero aplicando la máxima y desarrollándola en un sector muy potente de la economía balear y que necesita una cura de humildad y de memoria, que parece que ha perdido en numerosos casos.

Obviamente, no se puede generalizar y hablar del mismo modo de los miles y miles de restaurantes que desarrollan su actividad en Mallorca, pero parece que no es casualidad que cada vez más uno se tope con negocios y/o empresarios que durante los años más duros de la crisis lloraban por las esainas porque la gente ya no salía de casa. La amenaza de cierre estaba a la vuelta de la esquina y muchos sucumbieron ante la terrorífica caída de las cajas registradoras. Conozco el sector porque también formé parte de él durante los años duros de la crisis. Los entonces colegas admitían que "quizás nos pasamos cuatro pueblos con precios abusivos durante muchos años".

Ya hemos llegado a donde quería. Visto que la temporada ha empezado bastante antes de lo habitual con la Semana Santa y que las expectativas son extraordinarias, algunos han vuelto a sacar la carta con las 'clavadas', aquella que guardaron en un cajón en 2009, aquella de los abusos.

¿Ha habido una subida generalizada?. No. Pero no son pocos los que han pensado que este año toca cambiar de coche o reformar su casa, gracias a un fuerte incremento del precio de sus menús o sus cartas.

Estos mismos no se acuerdan ya de lo sufrido años atrás. Estos mismos no han entendido que Mallorca debe ser un destino de calidad, moderno, acogedor, ¡y que no sea un atraco permanente!.

Los hoteleros ganarán mucho dinero este año. Han aprendido a hacer rentables sus establecimientos, a negociar con fuerza ante los touroperadores, y a huir -este año no hará falta llegar a ellas- de las ofertas. Pero, una vez aquí, el turista saldrá a comer, a cenar, y/o a beber. Y lo que hay que ofrecerles es mayor calidad cada año y con precios de acuerdo con esa mejora de la calidad. Sólo faltaría que regaláramos el esfuerzo. Pero no todos van por ahí.

Salgan a la calle y hagan un ejercicio de memoria. ¿Cuántos lugares que usted visite en los próximos días en la isla han subido el menú o la carta al mismo nivel que han mejorado el servicio, la atención o la estética del lugar?

Falta memoria. Memoria y un mínimo de condescendencia y perspectiva. Quienes disparan precios por tenedor son unos irresponsables porque olvidan totalmente que cuando en octubre se marchan los turistas los residentes seguiremos aquí y, muy probablemente, tengamos algo de dinero para salir a comer. Y tendremos memoria.

¿Y si hacemos una lista?

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