Vuelve la dictadura catalanista

El gobierno de las islas baleares derogó hace poco la ley de símbolos, la cual impedía que se excibieran símbolos políticos, la que impedía en pocas palabras la politización en los colegios de las islas baleares; no obstante, ya había otras leyes que lo impedían pero como los centros educativos hacían caso omiso, decidieron crear un decreto. Pero la ley de símbolos ya es historia, ahora nos tendremos que basar en las leyes mencionadas anteriormente.

Este hecho retrata al gobierno de Francina Armengol, un gobierno muy afín a la chupoptera Obra Cultural Balear (OCB) financiada por la Generalitat de Cataluña con miles y miles de euros para que siga defendiendo una cultura que no es la nuestra, dejando a un lado sus siglas, especialmente la B de balear, ya que de balear tiene poco. Como dice un buen amigo mío, no es la Obra Cultural Balear; es la Obra Catalanizadora de Baleares.

Francina Armengol no piensa en los estudiantes, quienes han sido machacados por el catalanismo y concretamente por los ficticios "països catalans” que nuestra presidenta defiende. Basta ver los casos de adoctrinamiento como por ejemplo en el instituto IES Marratxi, donde hay muchos relatos de alumnos que denunciarion este adoctrinamiento. Curiosamente, el director del instituto de Marratxí, el señor Jaume March, fue expedientado por estos caso e inhabilitado en su cargo durante la anterior legislatura, pero lo que me sorprende no es eso, sino que este mismo personaje, ahora, con el nuevo gobierno ha sido contratado por la Conselleria de Educación, cobrando del dinero de todos los ciudadanos de las Islas Baleares para su causa de politización en las aulas.

Francina Armengol y su equipo de gobierno no son tan beneits. Están a favor del adoctrinamiento en los centros educativos ya que a los estudiantes se les inculca una ideología afín a la de ellos, para que cuando todos estos estudiantes cumplan la mayoría de edad, voten a partidos afines a la ideología que han aprendido en el colegio. Por eso, no es de extrañar que casi el 70% de los votos del partido pancatalanista Més sean votos jóvenes...

Yo siempre he dicho que un colegio no es una sede de un partido político, un colegio debería ser un sitio donde los alumnos aprendan de la manera más objetiva posible, pero desgraciadamente, la derogación de esta ley no ayudará mucho a cumplir los derechos de los estudiantes de recibir una educación apolítica. Con la derogación de esta ley los colegios pasarán a ser sedes de partidos políticos que vulnerarán los derechos de los estudiantes y todo esto mientras nosotros, los padres, seguiremos incapaces de poder defender la libertad y el derecho de nuestros hijos a una educación plural, apolítica y por supuesto, en nuestas lenguas española y balear. Vuelve la dictadura catalanista.

Llorens Riutord

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