Entre las muchas cifras que reflejan el problema de la vivienda en Baleares, mallorcadiario.com daba a conocer este viernes el dato de que durante todo el año pasado, el Govern construyó únicamente 5 viviendas de protección oficial (VPO) de las 80 que se llegaron a visar. De hecho, el parque de VPO construido en los últimos siete años en la comunidad no supera las 235 viviendas, cuando la lista de espera para acceder a un piso de protección oficial es de más de 3.000 personas sólo en Mallorca.
Estas cifras no animan a pensar que la promoción pública, tal como se ha desarrollado durante los últimos años, pueda resolver la emergencia habitacional que se ha instalado en Baleares -en islas como Ibiza con una urgencia lacerante- y que afecta a sectores muy amplios de la sociedad. Las políticas de vivienda pública se han dirigido básicamente a promover el alquiler, donde la normativa se va modificando periódicamente sin que se haya consegido poner freno a la escalada de precios.
Los promotores entienden que esta opción, sin ayudas a la compra, impide la promoción privada de VPO, ya que -sobre todo los promotores pequeños- no se quieren arriesgar a financiar proyectos cuyo retorno puede tardar 15 o 20 años en producirse.
El resultado es un mercado donde la incidencia pública es mínima y donde a los promotores tampoco se les faciltan los medios para actuar en relación a la demanda. Los propios sindicatos reclamaban esta semana una acción pública decidida en favor de la VPO -de compra y de alquiler- para que miles de trabajadores no sufran los desorbitados precios de la vivienda en las Islas especialmente en verano, cuando la temporada turística les impide un acceso razonable al mercado. En este sentido, coincidían con el vicepresidente de Exceltur y primer ejecutivo de Meliá, Gabriel Escarrer.
La impresión es que los deberes no se han hecho durante muchos años y las consecuencias se sufren ahora. Suelo público hay abundante en manos del Instituto Balear de la Vivienda y leyes y proyectos de inversión no faltan, especialmente en periodos próximos a elecciones como el actual. La duda razonable es si todo ello cristalizará en un corto plazo tiempo. La experiencia reciente no anima pesar que vaya a ser así.