Una imagen vale más que mil palabras. El reloj roza la medianoche y los camareros del Bar Bosch, uno de los más emblemáticos de Palma, se afanan en retirar todo el mobiliario de su terraza. Sillas, mesas, elementos decorativos y sombrillas deben desaparecer de la calle durante la noche para cumplir con el fin de la moratoria de ocupación permanente de la vía pública, una medida que ha puesto en pie de guerra al sector, con 127 establecimientos afectados. mallorcadiario.com ha acompañado a los trabajadores del Bosch en su primera noche de 'calle vacía'.
Esta semana el equipo de gobierno en el Ajuntament de Palma ha propinado un golpe severo a las terrazas de la ciudad, sin distinción de tamaños ni de ubicación. Con la plena entrada en vigor de la ordenanza de ocupación de la vía pública aprobada por PSOE, Més per Palma y Podemos, la ciudad queda huérfana de terrazas protegidas de las inclemencias meteorológicas.
Los cerramientos o ‘microocupaciones’ de la vía pública que tenían 127 terrazas de las 1.024 que hay autorizadas en Palma, se han visto obligadas a sustituir los toldos por sombrillas y para vientos de 1,70 metros como máximo en un solo lateral.
Cort defiende la medida aduciendo que se mejora el espacio público y que no supone una reducción de mesas ni superficie autorizada, y que por tanto no afectará negativamente a los establecimientos. Pero los afectados lo niegan, denuncian haber sido ignorados, que la norma no fue consensuada y que supondrá cuantiosos perjuicios económicos que algunos no podrán soportar, lo que llevará a la destrucción de puestos de trabajo.
El fin de la moratoria fue celebrado este jueves por el concejal portavoz, Alberto Jarabo, fotografiándose con representantes de media docena de entidades vecinales que han respaldado la modificación normativa. Sin embargo, arrecian las críticas de los restauradores afectados y de sus asociaciones representativas, apoyadas por los sindicatos CCOO y UGT.
En una reunión mantenida a finales del mes pasado entre el alcalde José Hila y la presidenta de CAEB, Carmen Planas; José Luís García (CCOO) y Alejandro Teixías (UGT), solicitaron la ampliación de la moratoria para abordar “las repercusiones negativas que la aplicación de la ordenanza va a tener en el ámbito laboral”.
De nada sirvió porque el equipo de gobierno municipal niega que existan y resta importancia a las consecuencias que acarrea para las terrazas y para sus trabajadores la retirada total del mobiliario por la noche y su reinstalación a la mañana siguiente.
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Alberto Jarabo agradeció el esfuerzo que han realizado los restauradores de las 127 terrazas afectadas por la prohibición; quienes se enfrentan a sanciones que pueden llegar a los 3.000 euros de multa si no retiran los cerramientos.
BAR BOSCH: 40 MINUTOS PARA DESMONTAR LA TERRAZA, OTROS 40 PARA VOLVER A MONTARLA
Uno de los muchos establecimientos afectados por la ordenanza es el legendario Bar Bosch, en la Plaça Joan Carles I de Palma. Este medio ha acompañado a sus trabajadores en la primera noche de retirada total del mobiliario.
Mesas, sillas, sombrillas, bases de sombrillas y elementos decorativos deben ser recogidos cada noche de la vía pública y almacenados en el interior del establecimiento. Pero sólo durante unas horas ya que a primera hora de la mañana siguiente todo el mobiliario vuelve a colocarse dentro del espacio permitido. En total, 40 minutos de recogida y otros 40 de montaje.
Por otro lado, el establecimiento se ha visto obligado a comprar nuevo mobiliario menos pesado que el anterior para facilitar el trabajo de los camareros. "Acabaremos con la espalda rota", bromean con un tono en el que se mezcla la indignación y la resignación.