La barbarie terrorista ha vuelto a golpear Europa y la sinrazón de unos descerebrados sigue siendo sinónimo de miedo y dolor. El grupo terrorista DAESH, sigue su particular "cruzada" contra el mundo y continúa llevando a cabo actos deleznables escudados en sentimientos de odio y venganza más propios de otras épocas. ¡¿Cómo es posible que sean capaces de ejecutar tales acciones?! Esa es la pregunta que nos hacemos todos cuando leemos que dos nuevos fanáticos se han inmolado provocando tanto sufrimiento.
Se barajan diversas razones que vienen a tratar de explicar las causas por las cuales estamos siendo objeto de estos ataques en Occidente. Para empezar, parece que las cosas no marchan bien para DAESH en su zona de mayor influencia, Irak y Siria fundamentalmente, sobre todo después de que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas haya conseguido poner de acuerdo intereses tan dispares en Siria como los rusos, los norteamericanos, los turcos, los saudíes y los iraníes. Por otro lado, muchos de sus partidarios y seguidores han sido detenidos y su margen de actuación en esta guerra de guerrillas que defienden y justifican se va reduciendo por momentos. Además, con este conjunto de actuaciones también redoblan esfuerzos en su labor de reclutamiento en el seno de aquellas comunidades musulmanas residentes en Europa y en los Estados Unidos que han experimentado un difícil proceso de integración económica, social y cultural. Pretenden hacerles sentir parte de un proyecto común frente a quienes no les han aceptado como esperaban. Por último, pero no por ello menos importante, no debemos olvidar que uno de sus objetivos prioritarios es sembrar el desconcierto, el miedo y el caos en nuestra sociedad, buscando estimular los sentimientos xenófobos y populistas que tanto daño nos hacen a todos y generando desconfianzas entre los estados europeos y sus ciudadanos.
Pero no nos vencerán. No lo vamos a permitir. Porque siglos de historia y evolución nos han llevado a crear una civilización construida sobre sólidos cimientos de libertad, igualdad, respeto a los demás y toda una serie de derechos fundamentales que todos, absolutamente todos, debemos respetar. Sí, es cierto que en Occidente hemos hecho y hacemos muchas cosas mal. Es más que evidente que todavía recogemos los envenenados frutos de los sucesivos procesos de colonización y de las más diversas acciones imperialistas que nunca deberían haberse llevado a cabo. Pero, en cualquier caso, nada puede justificar lo que está llevando a cabo este grupo terrorista.
Ahora más que nunca debemos permanecer todos juntos, unidos, haciendo frente común frente a estos fanáticos yihadistas que pretender destruir todo aquello por lo que hemos luchado durante tanto tiempo y que tanto nos ha costado conseguir. Siguen golpeando, pero haremos que cada vez golpeen menos y que el impacto de esos golpes sea menor. Y mientras llega ese momento, no debemos desfallecer, no debe cundir el desánimo porque, en caso contrario, ellos ganan. Redoblemos esfuerzos en la lucha contra quienes no hablan, no dialogan, no negocian, no escuchan...solo matan.
Pero hoy, recordemos a las víctimas inocentes asesinadas en Bruselas, personas con nombres y apellidos, con sus proyectos de vida, con sus problemas y sus maravillosas ilusiones, que un día cualquiera toparon con unos indeseables y perdieron su vida sin razón. Insisto, no nos ganarán, no podrán con nosotros. Vencerá la paz, vencerá el Estado de derecho, vencerá la libertad.
