Hoy sábado se realiza el examen MIR para acceder a una plaza de Formación Especializada en Ciencias de la Salud. Es la base de las oposiciones a Enfermero, Farmacéutico, Biólogo, Psicólogo, Químico, Radiofísico y Médico Interno Residente. Lo convoca el Ministerio de Sanidad y es único para toda España. Se realiza a la misma hora, en todas las CCAA.
Para acceder a una plaza de especialización en enfermería, medicina,… se evalúa y barema el currículo personal y un examen tipo test. Es un proceso selectivo al final de la formación de grado. El tipo de acceso, el programa de especialización y las unidades docentes acreditadas, constituyen la esencia de la calidad de los profesionales del Sistema Nacional de Salud.
Tiene sus debilidades y sus fortalezas. En realidad, genera más bien apoyos y opiniones favorables. Sus detractores critican sobre todo el gran peso de la memorización de datos en la nota final. Los clásicos empollones lo tienen más fácil en unas profesiones donde la evaluación del desempeño y el humanismo deberían estar primados. Si valoramos el número de solicitudes, 35.000 mil y el número de plazas a concurso, aparentemente resulta francamente accesible. Pero en realidad, no es una puerta a un puesto de trabajo, sino a un sistema de formación de postgrado regulado y becado. Es el acceso al tramo final de una formación, que en el caso de la medicina, dura no menos de doce años. Un modelo que te deja, a los 30 años, a las puertas de una tercera oposición para acceder al puesto de trabajo.
Las grandes fortalezas del modelo son la calidad y la equidad. Garantiza profesionales bien formados. Comparables, sin ningún género de dudas, a los mejores del mundo. En el MIR no valen los cortocircuitos ni los enchufes. Tampoco pinta nada la discrecionalidad del evaluador. Porque, no nos engañemos, en nuestro país, en el mundo sanitario, son más peligrosos las actitudes, los intereses no confesados, la incompetencia, la falta de compromiso y la caradura de los miembros de los tribunales de selección que los propios procesos de digitación o la arbitrariedad.
Obviamente los españoles no somos más listos que los ciudadanos de nuestro entorno pero nuestros profesionales salen mejor formados. El sistema MIR es el más vivo ejemplo de la importancia de la planificación de un proceso en la consecución de resultados. Ah, se me olvidaba; los miles de profesionales que colaboran en la formación de postgrado lo hacen de forma altruista y la universidad se queda al margen de todo el proceso. No descarto que sean dos aspectos relevantes.
Abríguense y disfruten del fin de semana.