Una semana perdida

Ya hace décadas que los españoles sabemos que la semana de la Constitución o de la Inmaculada no es presentable, que no es admisible, que bloquea al país, que no se puede mantener; sabemos que no hay quien trabaje, que así no se puede continuar, que todo queda paralizado durante días. Algunos años estos festivos caen en viernes, sábado, domingo o lunes y, aunque afectan al desarrollo ordinario de la actividad, son soportables; pero en otras ocasiones, como este año, caen en martes y jueves y dejan la semana inservible. El problema no es descansar dos festivos, sino que no la actividad en los días laborables vecinos queda bloqueada, convirtiendo dos festivos en hasta cinco, como ocurre ahora.

Lo sabemos, lo criticamos, intuimos que en términos macroeconómicos esto debe ser un desastre; que en las fábricas donde es necesaria la continuidad esto equivale a un parón, pero nadie hace nada. Ha tenido que llegar una crisis de las que no se recordaban para que alguien acepte que esto no puede continuar, que hay que solucionar el problema. Por eso, ahora sí parece que hay posibilidades de que los festivos se ordenen un poco, se pasen a lunes y se reduzca el impacto de una semana en la que no se puede hacer nada porque siempre está ausente algún eslabón de las cadenas productivas.

Buena ocasión para preguntarnos por qué tantos temas están ahí, pendientes de resolver, arrastrándose ilimitadamente sin que nadie los aborde. 

Suscríbase aquí gratis a nuestro boletín diario. Síganos en X, Facebook, Instagram y TikTok.
Toda la actualidad de Mallorca en mallorcadiario.com.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más Noticias