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Una salida para el cadáver Son Dureta

jueves 20 de noviembre de 2014, 18:15h

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La crisis ha apretado duramente esta legislatura y es comprensible que el Govern Bauzá haya pesado y medido cada céntimo que se ha gastado para luchar contra el déficit autonómico. Pero hay cuestiones de gran importancia que necesitan al menos un proyecto para darle una solución de futuro (y no muy a largo plazo). Es el caso de del complejo de edificios de Son Dureta, que ya llevan cuatro años convertidos en moles abandonadas y sin que se prevea una solución.

El PSIB, conforme a su antiguo proyecto cuando se procedió a la inauguración de Son Espases, exige su esponjamiento y conversión en centro socio sanitario. Es una posibilidad a tener en cuenta. Pero no es la única. Cuando en tiempos del Govern Matas se aprobó el proyecto de Son Espases el objetivo para los terrenos de Son Dureta era convertirlos en una zona verde, prácticamente una nueva entrada en el bosque de Bellver. Tampoco tiene porqué ser la solución más efectiva.

Otras iniciativas apuntan a transformar parte de los edificios en el gran centro administrativo de la Comunitat Autònoma, donde se ubicarían consellerias y empresas públicas que hoy día pagan alquileres, a veces prohibitivos, por sus instalaciones o bien se ubican en lugares de insuficiente capacidad o son funcionalmente inadecuados.

En todo caso, primero hay que resolver los problemas jurídicos que envuelven el complejo ya que su titularidad, en origen, es de la administración central. Sin embargo, este aspecto es fácilmente solventable para el autogobierno más cumplidor y solidario de España. Madrid no le puede negar este definitivo traspaso de titularidad. Lo importante es que se tome la decisión final sobre su utilidad de futuro aunque sea pensando en el programa electoral de cara a la próxima legislatura, donde podrán contrastarse las iniciativas de cada candidatura.

Lo seguro es que no se puede continuar así. Cada año que pasa la degradación aumenta. Se sabe que alguno de los edificios padece aluminosis y en conjunto el desuso y la falta de cuidados puede producir efectos con el tiempo irreversibles. Es preciso afrontar el problema o el complejo de Son Dureta se convertirá en una de las grandes vergüenzas de Palma.

Son Dureta tiene que dejar de ser un cadáver a la vista de los ciudadanos para transformarse en un centro emblemático, incluso simbólico,  para Mallorca.