El bebé nacerá en febrero y será nieto de su madre. La rocambolesca historia es la de una mujer de 58 años que se ofreció como vientre de alquiler a su hija ante de la imposibilidad de ésta, de 32 años, y de su yerno de tener niños de modo natural.
En Estados Unidos la prestación de un vientre de alquiler cuesta más de 60.000 euros, una cifra que la familia McKinnon no se podía permitir. Por ello, la «madre-abuela» se presentó como voluntaria para llevar adelante el embarazo que su hija no podía tener.