http://youtu.be/C4beUC3-ckw
Está en Noruega, en la isla de Bastoy. Se trata de un una prisión que se asemeja a un complejo vacacional.
Situada a poco más de 70 kilómetros de Oslo, en pleno fiordo noruego, la isla-prisión acoge a 115 reclusos que viven en pequeñas casas de madera en las que desarrollan una actividad similar a la que llevarán en cuanto salgan en libertad.
Sus responsables la retratan como la primera cárcel ecológica y humana del mundo que persigue la reinserción en la sociedad de prisioneros que han cometido toda clase de delitos, desde asesinatos o robos a o tráfico de drogas o armas.
Por ello, solo los presos que han cumplido la mayor parte de su condena pueden solicitar el traslado a la isla. Una vez allí, los reclusos tienen la obligación de trabajar de ocho y media de la mañana a tres y media de la tarde. Entre los trabajos que desempeñan se encuentra cuidar de los animales de la granja, cultivar verduras, fruta y legumbres que se consumen en la isla u ocuparse de servicios como la lavandería, el taller de reparación de bicicletas, pilotar el ferry que une la isla con el continente o las labores de mantenimiento de la propia prisión.