La nueva ejecutiva del PSIB, en la que las mujeres copan los puestos claves, ha sido calificada por la número dos de Rubalcaba, Elena Valenciano, como “muy guay”, una expresión que no sólo rechina en este caso sino que nos hace plantearnos a las mujeres hasta que punto se ocupan cargos por valía o por cuota.
Me preocupan las palabras de Valenciano y lo hacen porque, en el contexto que se han pronunciado, son absolutamente estúpidas, dignas de una adolescente y no de la número dos del PSOE. Seguro que en su vocabulario hay alguna expresión mucho más adecuada para expresar su satisfacción por el importante número de mujeres en la ejecutiva de Francina Armengol.
Y es que el hecho de ser mujer no significa estar más o menos preparada que los hombres. Hay que elegir a las personas más cualificadas para un puesto y no por su sexo. Hablar de autoritarismo machista y calificar como “muy guay” a una ejecutiva es tirarse piedras sobre su propio tejado y sobre el de todas las mujeres, porque da una imagen de lo más lamentable y de una altura intelectual que no pasa del suelo.
Entre guays, miembras y jóvenas, las progresistas de “nuevo cuño” no dejan de superarse cada día.
