Una de cal y otra de arena

Lógicamente la de cal la dio el Atlético Baleares al ganar al Formentera. No era solo lo lógico, sino lo exigible. Aun así y sin tratar de amargar la fiesta a nadie, me temo que los problemas blanquiazules no son diferentes a los que tenía antes de este partido. Un solitario gol a balón parado con 15 minutos cumplidos, no eximen de los 75 restantes. Una victoria, eso si, que permite respirar y alimenta las esperanzas en las horas previas a la visita de vuelta en el estadio de Son Moix a cuyo anfitrión, tras haber perdido su virginidad, se le intuyen horas bajas.
El Mallorca pecó de prepotencia en Santa Eularia. El golazo de Alvaro Bustos, inédito el resto del encuentro, en los primeros instantes inyectó una dosis excesiva de confianza en los de Vicente Moreno que, desafortunado en los cambios del último tercio del tiempo reglamentario, quiso conceder espacio y tiempo al precipitado anfitrión cuya portería no volvió a pasar por la menor inquietud. También Reina vivió una placentera mañana hasta que Dani Mori, más necesitado, relevó a todo su banda izquierda y envió a los suyos a por uvas. Un central sin marca, Pau Pomar, cabeceó el tanto del empate y uno de los recién aparecidos, Gorriz, certificó con la zurda tras recibir de espaldas en el borde del área y revolverse sin oposición. Un duro castigo al líder por su menosprecio al vicecolista y el fin de una imbatibilidad que muchos se empeñaron en calificar de noticia sin comprender que nunca ha sido más que simple curiosidad o anécdota, porque la verdadera cara del equipo empieza a asomar. La del club hace mucho tiempo que se cae de vergüenza.
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