Fue una enorme cascada de malas noticias. Valencia se quedó sin las Fallas, Sevilla sin Semana Santa y Feria de Abril, Pamplona sin Los San Fermines, Buñol sin La Tomatina, y Baleares y el resto de España no tuvieron temporada turística.
Después de todo lo que hemos pasado unos y otros, puede haber llegado el último esfuerzo emocional y económico porque estas Navidades no tendrán nada que ver con lo que nos gustaría o con lo que hemos esperado siempre que sean.
La Navidad y sus festejos se presentan como el Tourmalet de esta dura cuesta que subimos todos por culpa del coronavirus y sus consecuencias sociales.
Con la segunda ola en pleno apogeo, en octubre, el Gobierno quiso neutralizar nuestro enojo por el toque de queda diciéndonos que había que hacer ese nuevo esfuerzo para llegar bien a las Navidades. La curva se ha estabilizado aunque la situación no es para echar cohetes. ¿Estamos de acuerdo en que abrir la mano en las fiestas navideñas puede ser un gran error?. ¿Queremos empezar 2021, el año en que deben llegar la vacuna y la recuperación económica, dando la bienvenida a una tercera oleada?.
Ninguna Administración, la balear tampoco, va a relajar las medidas durante las fiestas, y esta vez parece lo más sensato.
Seremos menos en casa, quizás ese hermano o hijo que estudia en la Península no pueda reunirse con nosotros, no asistiremos a grandes ‘taulades’ de amigos, familiares o compañeros de trabajo en restaurantes, no iremos de fiesta en Nochevieja. No debemos y no estará permitido.
Nos toca a nosotros dar este último esfuerzo. Uno más pero quizás el último. Estaremos más cerca aún de los más cercanos y el atractivo que nos quedará en la calle será pasear o salir de compras, los que se lo puedan permitir. No hay que olvidar tampoco a los más de 400 ciudadanos de las islas que ni siquiera han podido llegar a Navidad.
Lo que hace falta en este punto, y dudo que lo veamos, es un gran trabajo pedagógico por parte del Gobierno y por parte del Govern. Ya que estaremos mucho tiempo en casa, hay que exigir que nos den medidas concretas y eficaces más allá de la limpieza de manos. ¿En Nochebuena nos tenemos que sentar en la mesa manteniendo las distancias?. ¿Hay que abrir y ventilar a menudo?. ¿Cuántas veces?. ¿Cena con mascarilla o sin ella?
Una pena, pero ojalá en el futuro podamos recordar estas fiestas como una pesada anécdota del pasado.
Queremos instrucciones. Instrucciones y que se tomen medidas que permitan hacer algo de caja a bares, restaurantes y comercios. Que todos mantengan las medidas que ya tenían preparadas y que atiendan a las nuevas, por muy folklóricas que sean como lo del control de CO2 y el registro de clientes.
Es el último sacrificio a la espera de la vacuna y así poder pensar en un futuro normalizado.
Lo bueno del asunto es que este año nos será más fácil identificar al Amigo Invisible. Habrá menos opciones para acertar.
En paralelo a todo esto. Hay CCAA que mantendrán al menos hasta el 21 de diciembre los cierres perimetrales. O lo que es lo mismo, familiares y amigos que estudian en Barcelona, Madrid, Salamanca o Pamplona no sabrán hasta el último momento si podrán coger un vuelo para pasar las Fiestas en las islas. ¿A que ya saben quien se está frotando las manos para disparar el precio del billete?