Está muy bien que los políticos cumplan sus promesas preelectorales, no estamos acostumbrados a ello o más bien a lo contrario, y esta semana la presidenta Armengol en su semana de gloria, que le ha servido para contraprogramar cierto debate personal molesto e incómodo, ha anunciado que hay un plan para rehabilitar el viejo Son Dureta y convertirlo en referente socio sanitario de Palma.
Este plan venia en todos los programas prelectorales sanitarios de todos los partidos políticos. No está de más señalar que no existe la tan manida cronicidad y seria mucho más pertinente hablar y referirse a enfermos crónicos que siempre hay que recordar que no son clónicos.
Está claro que Son Dureta rehabilitado será el hospital de futuro de nuestra comunidad. La demografía y la longevidad, junto a los avances en la asistencia sanitaria son algunos de los argumentos que explicarían el auge de las enfermedades crónicas, en las cuales la adaptación psicológica, el control de las comorbilidades, el estilo de vida, la tecnología del autocuidado, el abordaje multidisciplinar, el enfoque biopsicosocial, la adherencia terapéutica y la psi coeducación son claves. El objetivo no es curar sino optimizar la calidad de vida. Es decir el ancho y no lo largo de la vida o lo que es lo mismo vida a los años.
Las estructuras hospitalarias hay que adecuarlas a manejar y gestionar clínicamente a estos pacientes y sobre todo poner énfasis en la vulnerabilidad de estos pacientes, en su dependencia y en el agotamiento del sistema familiar en la adaptación a largo plazo de los recursos familiares. Hay que invertir en residencias geriátricas, hospitales de día, estructuras intermedias y evitar hospitalizaciones hospitalarias que muchas veces suponen un alto riesgo para estos pacientes. La tecnología del cuidado, tal como nos muestra los magníficos profesionales del hospital General y del excelente Joan March (para mí la sinapsis del cielo con Mallorca) es la clave.
El acompañamiento junto con la compasión en el dolor y el sufrimiento ejercen efectos mágicos en los pacientes y en las familias. Pero también hay que pensar en los recursos humanos. Bien saben ustedes que en el Ib salut solo existe un geriatra, por cierto muy bueno. Claro que hay excelentes internistas y médicos de familia muy capacitados en geriatría, que tienen suficiente preparación, pero está claro que la asistencia geriátrica específica, como sucede en todos las comunidades, debe de recaer en los geriatras.
Para que a la presidenta Armengol no le pase lo mismo, que con la prolongación vespertina del horario de los centros de Salut (no es viable por falta de sustitutos) le aconsejo que vaya ofertando y contratando a los geriatras, tal como hacen todas comunidades. Por cierto los médicos de familia vuelven a ser los referentes en las estrategias socio sanitarias. Y por cierto convoquen y creen plazas de alergólogos, no tenemos ninguno.
Felicito a la presidenta Armengol, de que ya que se endeuda, lo haga para rehabilitar Son Dureta pero que no se olvide que también hay que poner en marcha recursos sociosanitarios en Inca, Manacor, Menorca e Ibiza y que los ciudadanos y los profesionales siguen pagando el parking de Son Espases. Ah y no se olvide que todavía es deudora de la carrera profesional a más de mil médicos. Y recuerden que aun, aquí y ahora en derrota transitoria pero nunca en doma, ni en quejorrea moqueante ni lacrimógena. Como dicen en Huesca “sin reblar”.