Un pequeño dilema

Lo que les quiero contar parte de una premisa que si no es cierta deja de tener sentido lo que viene a continuación y los españoles tenemos un problema de verdad. Los gobernantes, los que elegimos en las urnas, siempre deciden en beneficio de los ciudadanos. Siempre que alguien sale electo nos habla de vocación de servicio, en eso consiste dicha vocación, en mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos y decidir siempre en su favor.

Si esto no es así nos encontramos ante un panorama complejo, estamos ante algo muy parecido a lo que se ha dado en llamar un estado fallido. A los políticos, a los que especialmente gobiernan, cuando los votamos les estamos dando un mandato para que gestionen nuestro dinero, los impuestos, no hay que olvidar como dijo la Premier Thatcher que no existe el dinero público sino solo el dinero de los ciudadanos.

Así cuando un político toma una decisión política, a nivel local, nos habla de la gratuidad de un servicio público, en concreto los autobuses de la EMT de Palma hay que decirle que nos está mintiendo.

El conductor del autobús no ha renunciado a su salario, el combustible, el que sea, lo sigue comprando y consumiendo, la limpieza de los autobuses se sigue haciendo por alguien que cobra un salario y usa unos productos, así como las revisiones y sustitución de precios del vehículo, todo sigue teniendo el mismo coste que antes de la declaración de gratuidad.

¿Qué ocurre entonces? Simplemente que cuando uno se sube al autobús no paga por el trayecto, pero tiene el mismo coste y ¿Quién paga ese mismo coste? El ciudadano que sube al autobús y ahora no paga el billete del viaje y el que no se sube al autobús. Así de sencillo.

El gratis no existe y menos con el dinero público, simplemente se paga ese coste desde otro lugar público, cuyo origen es dinero de los ciudadanos a través de impuestos. Todo muy poco transparente y muy soviético.

En realidad el billete de ese autobús es un contrato de transporte y lleva incluidos una serie de cargas tributarias, impuestos y tasas en Román paladino, que no son de competencia local y quizás ni siquiera autonómico. Entonces ¿puede la EMT Palma condonar unos impuestos que nos son de su competencia? Obviamente la respuesta es negativa.

Lo que tampoco puede hacer la EMT de Palma es hacer declaraciones fiscales de ingresos que no se han producido pues no se han vendido los billetes, recordemos que son “gratis”. Si esto fuere así, ¿se conformará el resto de España sin el ingreso de los impuestos que generaría la EMT de Palma por la venta de billetes? ¿El Ministerio de Hacienda renunciará a esos ingresos?

Quiero pensar que desde la EMT Palma se hacen las declaraciones reales de los ingresos que tienen que se reducirán a la publicidad y algún otro concepto marginal. Quizás esa “gratuidad” lleve a la quiebra a la EMT Palma que a buen seguro necesitará ayudas del Ayuntamiento. Ayudas que se recaudan por impuestos.

Tampoco se nos ha explicado porque es el servicio público de autobús y no el servicio público de aguas o de recogida de basuras, por ejemplo el que se deje de pagar como tal. Tiene una pinta de arbitrariedad total.

Cuando mi admirado y no bien ponderado Almirante-Alcalde señor Hila sale a la palestra para anunciar la gratuidad del servicio público de autobuses de Palma y no del agua o basura (que gestiona otra empresa municipal) ¿está tomando la mejor decisión posible para los ciudadanos de Palma? ¿No les está engañando por motivos espurios como pueden ser unas elecciones municipales en cuatro meses?

Volviendo al principio dicho señor al declarar una gratuidad falsa pues los costes, sin beneficio, los seguimos pagando los ciudadanos vía impuestos, ¿está cumpliendo su obligación de buen gobernante o es solamente un juego de manos, un juego de trile más de lo que abundan en su gestión de nuestra Ciudad?

Entiendo y acepto los argumentos de que estamos en una situación difícil y que hay gente que no puede acceder a las necesidades básicas (aprovecho para citar la gran labor de muchas ONGs como Cáritas, Banco de Alimentos, Zaqueo y muchas otras) cuando el gobierno que preside la señora Armengol se vanagloria de los éxitos de la ocupación laboral -y su correveidile, con la toga de senador, le alaba hasta límites indignos por no decir humillantes,- y que la economía balear está mejor que nunca, si esto es así, que no se si lo es, ¿A qué se debe la gratuidad del servicio de Autobuses?

A la vista de la reflexión que antecede creo que el problema está en la premisa y es que los gobernantes no toman la mejor decisión para los ciudadanos sino que gran parte de las decisiones que toman no tienen otra finalidad que la mera propaganda y el culto a la personalidad.

En los próximos meses nos cansaremos de oír que el programa electoral es un contrato con la ciudadanía. Pues bien cuando se incumple un contrato el Código Civil nos da herramientas para resolver el contrato, lo lógico es que si un partido ganador no cumple con su programa electoral, los que sufrimos el incumplimiento podamos dejarlo sin efecto, pero, desgraciadamente no disfrutamos los ciudadanos de esta herramienta.

Con todo esto solo les quería decir que nunca tuvimos unos gobernantes tan poco fiables, unos gobernantes que les da igual la ciudadanía y a la que solo acuden para perpetuarse en el cargo y que nos engañan y toman por imbéciles cada día, y a mi edad, que ya peino canas, me molesta un poco. No soy imbécil y no lo es ningún ciudadano de Palma ni de todo este pequeño país así que señores del poder dejen de tratarnos como tales y respétennos pues ese sueldo que Vds. se suben cuando y cuanto les parece bien se lo pagamos nosotros. Nosotros somos sus jefes, sus empleadores y como tales deben hacer lo que nosotros les digamos cuando acudamos a votar, y no olviden que tenemos la autoridad para despedirlos.

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