Desde el pasado mes de octubre, el Govern ha mantenido en el puesto de gerente del Palma Arena a Jaume Ordines sin haber estado formalmente contratado. Según revelaba mallorcadiario.com este lunes, Ordinas ha ejercido como gerente desde octubre como él mismo reconocía en sus redes sociales. La propia Conselleria de Cultura confirmó que la contratación no se ha producido hasta hace una semana, el pasado 20 de febrero, retraso producido por no haber conseguido un informe positivo que justificara el coste económico de la plaza.
Mientras tanto, desde octubre, Ordinas ha actuado como gerente del Consorcio; como tal ha asistido a eventos y cabe pensar que también habrá dado directrices y habrá organizado el trabajo de su equipo. Y es fácil imaginarlo porque la propia consellera de Cultura, Fanny Tur, de la que depende el puesto, le ha felicitado públicamente en varias ocasiones por su desempeño en el cargo. Sin haber estado contratado.
Constituye un hecho de extrema gravedad que una administración pública como el Govern ampare situaciones de este tipo que afectan a altos cargos de su propia estructura. Las funciones desempeñadas por Ordinas al frente del Consorcio podrían verse invalidadas o denunciadas como fraude, por lo que quienes auspiciaron esta situación deben dar explicaciones y asumir responsabilidades, sin perjuicio de que rindan cuentas ante otras instancias.
Un Govern que ha hecho bandera de la lucha contra el fraude laboral, el mismo que ha explicado orgulloso los resultados de sus campañas contra las contrataciones irregulares, no puede tolerar que haya altos cargos sin contrato. Sólo dar las explicaciones oportunas y adoptar medidas correctivas inmediatas sobre este asunto devolverá al Govern la credibilidad que ha querido forjarse y alejar la sombra de posibles corruptelas.
La sombra del amiguismo y la sospecha de que algunos se consideran por encima de las leyes vuelve a planear sobre una Conselleria de Cultura que no ha tenido, precisamente, una legislatura plácida, con tres conselleras en tres años, y el escándalo de las contrataciones de Més a cuestas. El Govern no puede permitirse aquí otro episodio más de este tipo.
