Año tras año se repite en Eivissa la escena de centenares de personas congregadas en alguno de los lugares ya míticos de la isla, mirando hacia el Oeste cuando el día se apaga.
El gran espectáculo mágico, diario y gratuito por antonomasia en Eivissa es la puesta de sol, sea cual sea el punto elegido de los muchos con renombre internacional: Benirrás, Cala Comte, Punta Galera, Cala Salada, Cala Tarida o Caló d’es Moro.
Sin embargo es en la Bahía de Sant Antoni donde se congrega un mayor número de personas, ya sea sobre las rocas, ya sea sentados en los bancos, ya sea ocupando alguna de las terrazas de los locales que se atiborran de espectadores que buscan no solo disfrutar de la puesta de sol, sino también de la música chill-out, algo para cenar o un cóctel.
Cualquier establecimiento a la hora del atardecer se llena y la posibilidad de contemplar la fusión del sol en el mar y cómo se incendia el cielo, garantiza el éxito y una magnífica caja.
Y también el mar se ve invadido de pequeñas embarcaciones que fondean para contemplar en un lugar privilegiado el mágico momento.
Se trata de un espectáculo que deja a todos boquiabiertos, ya sean turistas o residentes, que engancha y que todos los que pueden no se quieren perder. Ibiza no sería Ibiza sin sus puestas de sol, un evento multitudinario que no deja a nadie indiferente.
Todo el mundo busca inmortalizar el momento y compartirlo en las redes sociales. Ni siquiera un agente de la Policía Local de patrulla por la costa se resiste a sacar su móvil y fotografiar el cielo anaranjado.