Hace tan solo unas semanas dediqué esta reflexión de escalera en versión escrita, a lo que denominé “Turismo sin ruido”. Para los que no lo leísteis, en mi opinión no son personas que vienen a nuestras islas a meditar y por tanto se encierran en el más absoluto silencio, para mi el turismo sin ruido son esas personas que disfrutan nuestro paraíso dejando miles, en algunos casos millones de euros y del que apenas se habla. Hombres y mujeres que aprecian nuestra cultura, nuestra gastronomía, nuestro paisaje en definitiva nuestra tierra en su conjunto, el turismo de lujo.
En materia turística y en términos bursátiles esta última ha sido nuestra semana mas negra. Sin diseño previo, ni concurso público, ni deliberación de expertos, nos hemos lanzado a la peor promoción de nuestra historia como destino turístico y llevábamos ya algunas campañas, unas con más acierto que otras, pero ninguna tan nefasta como esta. Ni la tan menospreciada imagen de Magaluf había hecho tanto daño a nuestra reputación.
En cuantas ocasiones habremos repetido en conferencias, foros, ruedas de prensa etc aquello de “queremos un turismo de calidad”. Habrá que recordar a quien le corresponda que no basta con repetirlo como los loros, sino que hay que aplicarlo y eso en ocasiones significa renunciar a llenar a cualquier precio.
No voy a entrar a comentar el comportamiento de los chavales llegados a Mallorca para disfrutar de los mal llamados viajes de estudios, demasiado se ha dicho ya. El viaje no está confeccionado para el estudio de nada en concreto ni tampoco tiene connotaciones culturales, en la mayoría de casos ni los organiza en centro en el que cursan sus estudios.
Mas bien me gustaría poner el foco en que hay detrás de estos viajes, no es otra cosa que puro negocio. Alguien ha organizado el viaje, ese alguien ha ofrecido a estos chicos/as un paquete con desplazamiento, alojamiento y actividades a cambio de un precio. Por otro lado, alguien ha accedido a alojar esos jóvenes en su hotel, ofrecerles barra libre, (recordemos que algunos incluso aun menores de edad) o llevarlos en barco por la bahía y no precisamente para avistar ballenas. Esos mismos que aceptaron darles cobijo por un precio irrisorio conocían perfectamente el perfil de los huéspedes.
Habrá que dejarse de palabrería bonita en foros y decidirse por aquello que queremos ser de mayores, llevamos muchos años en esto, pero en ocasiones parece que hemos aprendido poco por el camino o más bien nada. Definamos a que queremos dedicarnos, pero si decidimos que vamos a vender caviar no aceptemos sucedáneos. Pero juzguen ustedes mismos, que esto es sólo mi humilde opinión!