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Tres en uno

Por Joana Maria Borrás
domingo 20 de diciembre de 2015, 04:00h

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Esto está que arde. Pero no alcanzo a adivinar si es por la combinación de tres factores: Navidad, solsticio de invierno y elecciones generales; o por el miedo que a uno le entra en el cuerpo cuando se es consciente de que en cualquier lado, en cualquier momento, pueden matarle, mientras se está tomando una copa en un bar, o viendo un partido de futbol en el estadio.

Sea cual sea el motivo, algo se ha movido. Después de varios años de sequía, mansedumbre, conformismo y poca practicidad, atisbo ramalazos de actividad cívica y empresarial, por fin.

Al contrario de lo que sucede con la actividad política, paralizada desde hace meses por las sucesivas campañas electorales municipales, autonómicas y ahora generales, denoto un despertar frenético en general que, seguramente, se verá reflejado en un aumento de la participación de votantes en estas elecciones.

Durante años, hemos ido a votar con esa mansedumbre propia de quien sabe que todo está decidido. En cambio hoy, sabemos que nuestro voto puede ser decisivo en cualquier sentido. Por eso, aunque haga sol y el día sea radiante, iremos a votar y cuando salgamos entonaremos (hacia adentro, y sin que nos oigan), un “¡toma ya!” que nos va a dejar a puntito para el aperitivo.

Después, aunque no quiero aguarles la fiesta ni ese aperitivo, más de lo mismo seguramente. Pese a ello, responsables como somos, los ciudadanos de a pie, con el funcionamiento de lo público, y aunque en vez de cobrar paguemos, amaneceremos el lunes pensando: primero, a ver cuando se ponen a trabajar estos (los políticos); segundo, a ver si no tienen paralizado el País durante meses simulando negociar unos pactos que ya están hechos, pero que no pueden cerrar al día siguiente de las elecciones porque sino sus afiliados de base les darían collejas; y tercero, menos mal que lo de la “ plaza en propiedad” sirve al menos para que la Administración Pública, estén o no estén los políticos y sus cargos digitados, sigue funcionando (a lo diesel, pero funcionando).

En el fondo estoy convencida de que la máxima responsabilidad y el mérito, no es suyo (aunque lo parezca y se lo crean) sino que es nuestro. Si, de todos los que ahora mismo estamos tomando ese aperitivo, o sentados en el sofá después de comer, o antes de cenar. Porque somos nosotros los que mañana lunes nos iremos a trabajar y, con esfuerzo, sacaremos adelante nuestro negocio, nuestro trabajo, y en definitiva, seguiremos persiguiendo nuestros sueños, tanto si se hacen realidad esta Navidad, como si se demoran un poco.
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