Nuestro presidente, Francesc Antich, anunció ayer en Zaragoza, que su Gobierno tiene el proyecto “claro de sustituir la política del ladrillo por la economía sostenible, sólida y compartida y que además de cohesión a toda nuestra sociedad para dar trabajo y futuro". El anuncio del primer mandatario balear era muy necesario, dado que su anterior participación en un evento económico fue hace una semana y media cuando se reunió con los delegados de banca en Baleares para pedirles que financiaran 1.200 nuevas viviendas de protección oficial. En esa ocasión, el presidente, acompañado por el conseller de Obras Públicas, Jaume Carbonero, pidió dinero a la banca para hacer 1.200 viviendas. Los bancos contestaron que no iban a poner el dinero, sino que, si el presidente quería, le podía comprar las viviendas que tienen listas para vender, procedentes de clientes incapaces de pagar sus hipotecas. Esta propuesta de edificación de viviendas no fue óbice para que Antich, según dicen las agencias de noticias, dijera en Zaragoza que para lograr esta meta de acabar con el ladrillo, está "trabajando con empresarios y sindicatos porque los grandes cambios necesitan de respuestas de comunidad". No consta que haya aclarado el significado de estas palabras.
