Las muertes de dos jóvenes este día de Reyes en sendos accidentes ocurridos en la Via de Cintura y en la carretera de Manacor se han sumado a las otras dos víctimas que han perdido la vida en las vías de la comunidad en los escasos seis días transcurridos desde el inicio del año. A la tragedia se añade la juventud de todos los fallecidos y lo aparatoso de la mayoría de los accidentes mortales.
Los cuatro muertos en menos de una semana contrastan con las cifras de siniestralidad con que ha cerrado Baleares el año 2018. El pasado año, en las carreteras de la comunidad perdieron la vida 38 personas, diez menos que en 2017 y en 2016, rompiendo una estadística al alza que ya duraba tres años.
En todo caso, y ante el drama que supone cualquier muerte, el mal inicio de 2019 en las carreteras de Baleares debe hacer saltar todas las alarmas y generar preocupación en todos los que, de una forma un otra, tienen que ver con la circulación. Los primeros, los conductores, que deben mantener un estricto cumplimiento de las normas. El cóctel drogas-alcohol-velocidad está presente en muchos de los accidentes con víctimas, no sólo en Baleares, sino en todo el país, por lo que prevenir en este aspecto debe ser una prioridad tanto para los conductores como para las autoridades que vigilan la seguridad del tráfico.
También deben tomar medidas aquellas administraciones de las que depende el buen estado de las carreteras, asegurando mejores trazados y señalizaciones. Buenas carreteras, con menos intersecciones, mejor accesibilidad desde vías secundarias y separación física del tráfico que discurre en los dos sentidos disminuyen los riesgos de padecer siniestros.
Y en tercer lugar, el propio Gobierno central debe desarrollar todas aquellas iniciativas posibles para atajar las miles de trágedias que se producen cada año en las carreteras españolas. En este sentido, el Consejo de Ministros ya ha aprobado la limitación de la velocidad a 80 kilómetros por hora en las carreteras sin desdoblar, y la propia DGT trabaja en una modificación del Reglamento General de Circulación que incluirá nuevas restricciones y más sanciones. Se prevé reducir a 30 la velocidad en las vías urbanas de un solo carril, aumentar las sanciones por uso de móviles y otros dispositivos durante la conducción, reformar el sistema del carnet por puntos y de los exámenes para obtener el permiso...
El objetivo común debe ser aumentar la seguridad vial y todas las iniciativas deben adoptarse con el máximo acuerdo político y social para asegurar que sean efectivas y se mantengan en el tiempo. A partir de ahí, la vigilancia debe extremarse y las campañas de concienciación deberían aumentar. Todo es fuerzo valdrá la pena para evitar situaciones como las que han vivido las carreteras baleares en tan pocos días.