Tom y Jerry en el Mateu Orfila
sábado 16 de noviembre de 2013, 09:03h
El culebrón informativo de esta semana, en el área sanitaria de Menorca, ha estado protagonizado por haber trascendido que este verano se detectó la presencia de un ratón en el área quirúrgica del hospital Mateu Orfila.
La polémica generada nada tiene que envidiar al mejor de los guiones de los cortometrajes anglosajones escritos y dirigidos por Hanna-Barbera en la segunda mitad del siglo XX y reconocidos con siete premios Oscar, que tuvieron como protagonistas, las peripecias de un gato y un ratón, durante más de cinco décadas.
La caricatura de los cortos animados en versión menorquina, supera el propio incidente y viene dada por la falta de trasparencia en la información y el retraso en explicar lo sucedido. De hecho los comunicados han sido tan intangibles como sus firmantes, “salud o el hospital informa”. Queda sin despejar la trascendencia real de un episodio lamentable en el área de la comunicación y su potencial repercusión en el ámbito asistencial.
Las infecciones hospitalarias o nosocomiales se dan en 1 de cada 20 pacientes ingresados y tienen que ver con muchas variables, algunas propiamente médicas y otras muchas higiénico-sanitarias, entre la que se cuentan los procesos asistenciales, la separación entre los circuitos limpio-sucio y los esfuerzos de la institución por garantizar la asepsia de las instalaciones y los procedimientos. En España, unos 300.000 pacientes adquieren una infección nosocomial cada año y fallecen por esta causa más de 5000. El coste asociado al tratamiento de las infecciones hospitalarias es del orden de los 1000 millones de euros anuales. La magnitud de las cifras económicas y su repercusión en la morbilidad y la mortalidad, explican la sensibilidad y la preocupación por el tema por parte de la comunidad médica.
Cuando se produce un suceso de estas características es importante garantizar a los ciudadanos que los circuitos hospitalarios son correctos, que los protocolos de desinfección están establecidos y se cumplen, que las comisiones hospitalarias de infecciones y mortalidad cumplen con sus obligaciones y que los riesgos sobre los pacientes se mantienen minimizados.
La esencia de la polémica se centra en conocer si se trató de un hecho desafortunado o se debe a actuaciones deficientes. La diferencia no es baladí. En estos casos, la credibilidad y la trasparencia informativa son elementos básicos para su discernimiento; si nos atenemos a lo publicado, se han echado en falta.
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Últimos comentarios de los lectores (1)
16161 | Merulov - 16/11/2013 @ 23:43:43 (GMT+1)
La peor rata era la de dos patas, y a esa se la llevaron a Palma.