Día tras día, año tras año, los españoles hemos ido perdiendo poder adquisitivo. La entrada del euro en nuestras vidas supuso un antes y un después, todo se volvió exageradamente caro, sobre todo por el redondeo. Recuerdo con nostalgia cómo antes salías con 5.000 pesetas y eras el rey del mambo, ahora llevas 30 euros en la cartera y apenas te alcanza. La vida es cada vez más cara. Desgraciadamente todo sube: luz, agua, gasolina, los alimentos… todo menos el sueldo, o al menos no en la misma proporción. Este año la vida se ha encarecido casi un 3% mientras que los salarios han subido menos del 1,3% de media. Eso significa que tenemos que echarle aún más imaginación para llegar a fin de mes. Y como las desgracias nunca vienen solas, además de tener que hacer malabares con el dinero con el cinturón ya bien prieto encima tenemos que escuchar a los empresarios hablar de la contención salarial como la única salida de la crisis. Insisten en que bajar los sueldos nos hará más competitivos. Reducir los salarios traería aparejado inevitablemente un frenazo en el consumo. La ecuación es simple: si ganamos menos, gastamos menos. Y claro si consumimos menos, la recuperación económica tardará más en llegar, ergo lo de bajar los salarios es solo una medida que beneficia una vez más a los empresarios, que con la excusa de la crisis ya han hecho muchos recortes.
