Ayer viernes, último día antes de cerrar el BOE por vacaciones, se publicó una ley orgánica que autoriza a jueces, fiscales, Agencia Tributaria y policías estatales o autonómicas a rastrear todo el dinero o activos financieros que tengamos en el banco. Lo harán al momento y con la total colaboración de las entidades financieras. La excusa, perseguir el blanqueo de dinero.
Recuerden que el límite para pagar dinero en efectivo bajó recientemente a mil euros. Casi todo deberá pasar por el banco y, por ende, casi todo será controlado. Pronto lo será todo.
Pero los bancos no solo permiten controlar el dinero. El BBVA informa sobre la huella de carbono a sus clientes (y veremos si a los de la normativa de antes) de la generación de CO2 de su comportamiento según el uso. La información la extraen de los recibos domiciliados o pagos con tarjeta de gastos por electricidad, gasolina, gas, etc. Imagino que pronto incorporarán el gasto en supermercados y carnicerías para computar el número de hamburguesas o bistecs que comamos porque nos han dicho que las vacas con sus flatulencias y consumo de agua, son perjudiciales para el medio ambiente.
Mientras tanto, actrices como Nicole Kidman o Salma Hayek nos animan a comer insectos fritos. Otros a que nos quitemos la corbata.
Los tres hechos anteriores, puestos en conjunto, muestran cómo el aumento de control sobre los ciudadanos está avanzando de forma inexpugnable hacia lo que marca la Agenda 2030, con la sostenibilidad como excusa.
El mensaje del cambio climático viene de perlas para hacernos sentir culpables si no accedemos a cada vuelta de tuerca que el Gran Hermano imprime sobre nosotros.
Estamos en la antesala de la llegada de los CBDC o monedas digitales de los bancos centrales que supondrán el summum del control. El crédito social chino está a punto de llegar. En él se etiqueta de buen ciudadano al que obedece y gasta dónde los de arriba quieren y malo al que se salta las normas.
Aunque lo regulen, lo prohíban o lo den por muerto, Bitcoin será una alternativa que ganará adeptos porque no dependerá de esas entidades financieras que son propiedad de los poderosos. Los mismos que son propietarios del Ibex 35: Blackrock y Vanguard, principalmente. Los mismos que poseerán todo, pero seremos felices.
Bitcoin permite las transacciones persona a persona. De usted a mí o viceversa. Sin ojos que todo lo ven de por medio. Bitcoin es privado y no tiene intermediarios.
Supone una bocanada de aire fresco dentro de este ambiente, cada vez más asfixiante de pérdida de soberanía financiera. Para realizar transacciones Bitcoin no requiere de nadie más que de usted y de mí. Y de una red de mineros que nunca será controlada.
A mayor presión sobre nuestro dinero fiat, más Bitcoin. Esperen a que la sociedad se dé cuenta de su utilidad en un mundo lleno de divisas digitales centralizadas.
Como amenaza que es, los poderosos intentarán controlarlo. De hecho, ya le metieron mano y cambiaron su protocolo pero en ese momento dejó de ser Bitcoin, aunque quieran distraernos de la verdad llamándole igual.
Afortunadamente, el protocolo original está bloqueado y nadie lo podrá cambiar. Por eso, nunca morirá.
El Gran Reseteo está cerca. Quedan 8 años para el 2030. Cada decisión que toman los de arriba es un giro de tuerca hacia el control absoluto y pérdida de libertades de la ciudadanía. Quieren un rebaño y ellos quieren ser los pastores. El lobo siempre estará fuera y nos lo recordarán continuamente.
Si ven el big picture (la foto ampliada) me doy por satisfecho.
