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Terrible violencia de género

viernes 17 de octubre de 2014, 19:13h

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Los últimos datos sobre violencia de género en Balears y en el conjunto de España continúan siendo muy reveladores. El Archipiélago está a la cabeza en número porcentual de denuncias, muy por encima de la media estatal. Por un lado demuestra que es necesario seguir avanzando en la educación social y en extirpar los reductos que aún permanecen vivos de mentalidad machista en nuestra sociedad.

Sin embargo, también hay que tener presente que más denuncias no significan más violencia, sino también más coraje por parte de las mujeres a la hora de romper con su situación degradante y humillante con la fuerza de la ley. En este sentido Balears demuestra ser una sociedad más desarrollada que en otros lugares de la Península, donde probablemente no se denuncian tantas casos a causa del miedo o de una supuesta y trasnochada idea de desprestigio social o bien porque se retiran más denuncias. Pero es un error. Una víctima que perdona no consigue otra cosa que incrementar el mal.

El verdadero camino para avanzar hacia una sociedad donde impere la igualdad y el respeto entre sexos pasa por erradicar la mentalidad de dominio del varón, enraizada a lo largo de milenios y por señalar claramente a los que no cumplen con la normativa vigente. Queda mucho camino por delante, pero los avances de los últimos lustros también han sido importantes. El maltrato a las mujeres ha pasado de ser algo casi normal hace varias generaciones a un insulto a la sociedad en la actualidad.

Tampoco hay que olvidar que una situación de crisis, con muchísimos ciudadanos en paro, no ayuda a la calma en los hogares. Una política social en el más amplio sentido del término y una política económica tendente a crear empleo también constituye una victoria sobre la violencia  de género. Los problemas de este calado se han de ver en su conjunto.

Lo más importante para Balears es que sigue habiendo demasiados casos pese a los grandes esfuerzos desplegados. Ante ello sólo cabe añadir que los poderes públicos no deben bajar la guardia en ningún sentido. La erradicación del mal comienza por las escuelas y tiene s punto álgido en la capacidad de denuncia, que no sólo es responsabilidad de las mujeres afectadas, sino también en sus círculos sociales de familiares, amigos y vecinos, que las han de ayudar ante la más mínima sospecha de malos tratos. La victoria sobre la violencia de género es responsabilidad de todos.