Teresa Palmer se ha desentendido de Punta Ballena

Es encomiable la firme reacción del Govern Balear, de su Conselleria de Turismo, de su Institut de la Dona, contra las prácticas del mamading y la degradación de Punta Ballena. Esta apuesta por devolver la dignidad puede ser el paso decisivo hacia la erradicación de estas prácticas degradantes.

Pero tal empuje del autogobieerno contrasta con la pasividad e inacción de la delegada del Gobierno central, Teresa Palmer Tous. Si Palmer hubiese actuado a tiempo ahora no estaríamos ante un escándalo internacional. Y si Palmer no quiere actuar como delegada, que lo haga al menos como mujer. Las fuerzas de la Guardia Civil, a las órdenes directas de doña Teresa, están muy bien implantadas en Calvià. Su acción a tiempo ante constantes escándalos públicos en la calle y en bares abiertos a la gente, donde el alcohol y el dinero corren a raudales,  habría evitado a Mallorca una catarata de problemas y disgustos.

Este digital ha tenido acceso incluso a una denuncia por amenazas de muerte contra una mujer embarazada y su familia. ¿No es este motivo suficiente motivo para que Palmer hubiese actuado de inmediato? Cada vez está más claro que durante mucho tiempo el Código Penal no ha existido en Punta Ballena. Ni tampoco la Constitución. "Nadie puede ser sometido a tratos inhumanos o degradantes", dice la Carta Magna. Y Palmer, como mujer y como alto cargo político, está obligada a comprender que chicas de 18 años completamente borrachas y envueltas en un vergonzosamente consentido entorno de delirio etílico no son dueñas de sus actos y pueden ser inducidas a actos de degradación que puede dejarlas marcadas de por vida.

¿Dónde está la libertad en este entorno de destrucción por el alcohol de la dignidad humana? ¿Dónde está la higiene democrática cuando nadie impide que muchachas borrachas sean invitadas a prácticas sexuales con decenas de hombres a cambio de más alcohol? ¿Dónde está el Estado de de Derecho cuando el licor a mansalva destruye la capacidad de obrar de las personas y las convierte en víctimas inconscientes de las peores formas de esclavismo?

Si Palmer no es capaz de defender la libertad, la higiene democrática, el Estado de Derecho y l dignidad de las mujeres, ¿se puede saber a qué se dedica?

Punta Ballena es dinero a mansalva mojado en  licor arrollando los más nobles atributos humanos. Han de ser la delegada del Gobierno y sus fuerzas del orden las que erradiquen este desastre.

Donde haya un Punta Ballena como el actual se pisotearán la Constitución y el Código Penal.