Comenzó el curso en el Parlamento Balear. Sus señorías volvían al trabajo ( ojalá me tocara algún día un trabajo como ese) iban ataviadas y ataviados con sus vestidos, algunos parecían de estreno y otros no, pero algunas se creen que es una pasarela de moda.
Dicho esto, lo mismo de siempre, las mismas caras sobre todo en la bancada de la izquierda: la que ríe, el poeta, el abogado, la ibicenca, los que se disfrazan según consideran y los que van con camiseta ( ayudando claro está a elevar la consideración popular de la más alta institución de la Autonomía) y en la derecha... lo de siempre.
Los temas, salvo la aprobación de alguna ley, no interesan a nadie, ni los turnos del Presidente con los líderes de la oposición, “el... y tu más” ha dejado de interesar a la ciudadanía. Incluso no interesa ni a sus señorías; si vemos que fijan su atención en sus smartphones, portátiles, en tuitear y yo que sé en cuantas cosas más, pero atención a lo que sucede en la Sala, poco, o esa es la impresión que se da. No queda otro remedio que afrontar esta realidad y dar la vuelta a la actividad parlamentaria, para que interese a la ciudadanía, incluso la prensa no le dedica el espacio que tocaría a la actividad parlamentaria. Ese es un reto de estos nuevos tiempos, que todos aparentan querer afrontar, pero en realidad no se atreven.
Y todo ello, conduce a muchas consecuencias, una de ellas, y muy grave, el escaso respeto institucional que se tiene hacia las instituciones y hacia aquellos representantes que han sido elegidos por la ciudadanía por sufragio universal, guste o no la decisión de la mayoría, la democracia es así. El ejemplo de escaso respeto institucional, es la invación de la Conselleria de Educación, de la que hace unos días hubo sentencia. Los hechos... lamentables, para ya no añadir más leña al fuego.
Los partidos políticos tienen que olvidarse de sus diferencias y abordar estas cuestiones, para pensar en los iudadanos, desde las declaraciones públicas ( que a veces solo entienden ellos ) hasta su actividad y relación con la ciudadanía. Hay que revisar todo ello dentro del marco legal e institucional que todos hemos creado y que tanto ha costado tener. No es el momento de cantos de sirena provocados por cinco eurodiputados. Cabeza fría y afrontar de verdad, los nuevos tiempos y la nueva forma de hacer política, por y para los ciudadanos, porque es una demanda que está en la calle y hay que saber interpretarla.
Y por cierto, hay que instaurar la segunda vuelta en las elecciones, tema prioritario, pese a quién le pese, y mientras dure la legislatura hay tiempo, lo demás son excusas.
Aunque el mensaje está claro, lo que falta ahora, es voluntad política de todos aquellos que tienen representación parlamentaria para poner “fil a l’agulla”.