El proyecto para convertir el antiguo Son Dureta en un complejo sociosanitario de primer orden parece haber cogido un impulso definitivo. Este jueves se confirmaba la licitación del concurso de ideas del que saldrá el proyecto arquitectónico del nuevo complejo por un importe de 4,1 millones. La idea es que a partir de 2020 se puedan empezar a construir los nuevos edificios y a reconvertir los que se mantengan en pie con una inversión total de 120 millones de euros.
El nuevo centro contará con 542 camas hospitalarias para estancias que podrán ir desde los 30 días hasta los tres meses. Es un proyecto que cubrirá una importante carencia asistencial pública en la población de las Islas y que incluirá las dotaciones sociosanitarias, junto a otros equipamientos hospitalarios, aparcamientos, zonas verdes y un nuevo entorno para esta zona de Palma.
El Govern lidera el proyecto en el que han intervenido además el Ajuntament de Palma, que aprovecha para reordenar la zona, y la Tesorería de la Seguridad Social, que es la propietaria de los terrenos. Es una operación compleja que requerirá de años de proyectos y trabajos, pero que al culminarse pondrá a disposición de los ciudadanos de Balears un equipamiento que prestará un beneficioso servicio.
No son habituales los proyectos que se prolongan más allá de una legislatura; demasiado acostumbrados quizá a obras que se realizan para ser inauguradas en puertas de unas elecciones. No es el caso del nuevo Son Dureta. Su construcción se prolongará hasta bien avanzado el mandato del próximo Govern, cuya composición, hoy por hoy, es difícil de intuir. Es por ello que la iniciativa merece un doble aplauso.