Se atribuye a Tierno Galván, ilustre político socialista, la frase de que "las promesas solo comprometen a los que se las creen”. El cinismo de la frase es antológico. Pero una cosa es decirla y otra llevarla a la practica.
Bien pues eso es lo que han hecho políticos de todas las procedencias, de todos los partidos y a lo largo de nuestro periplo democrático. En la anorexia preelectoral todo vale. Las diferentes carpas políticas diseñan guiones ilusorios que encandilan a los ciudadanos, una y otra vez. La credulidad ciudadana es asombrosa, a pesar de que la credibilidad política esta en el sótano. No digamos si los pseudo líderes, además poseen un carisma narcótico. La des-acreditación y la des-afección circulante hacia muchos de los políticos tiene que ver con esta práctica manipuladora y falsa.
No solo es la chorizopatía sistémica y sistematizada que ha habido. Algunos políticos están acostumbrados a mentir. Carecen de activadores de vergüenza por hacerlo. La farsa es la siguiente: prometo, no me comprometo, miento, luego no cumplo y además saben y comprueban que luego no se les penaliza. Ejemplos hay a patadas. En el fondo y en la forma no respetan a sus votantes. Bien pues esto parece que esta en proceso de transformación y en las próximas elecciones se va a escenificar.
Los votantes pasaremos a ser vetantes, ausentes o elegiremos otras alternativas. La emocionabilidad circulante, el resentimiento y el hartazgo se impondrán a la racionalidad, con la resultante de un mal manejo de los riesgos. Como decía Bismark “toda situación por mala que sea es susceptible de empeorar”. El egocentrismo de algunos políticos les impide ver la realidad tal cual es. Ni la magia de Houdini les salvaría.
Lo que ya resulta obsceno es como luego argumentan que no han querido cumplir sus promesas. Su miopía y su narcisismo les impiden ver que eso ya no cuela. Por otra parte es descorazonador como los ciudadanos secundan el juego dándoles otra oportunidad sin hacerlos pasar a la invisibilidad. Les queda poco tiempo para que puedan recuperar parcialmente la confianza perdida. La ciudadanía afortunadamente no padece un alzhéimer colectivo. Arrieros somos y en el camino nos encontraremos. Bien sigan recordando: aún, aquí y ahora que no estamos en derrota y mucho menos en doma.