Solo 1 de cada 10 jóvenes menorquines responde correctamente cuando se le pregunta sobre la seropositividad. Así lo ha revelado un estudio realizado por la Conselleria de Benestar Social i Joventut. Según han explicado la consellera Aurora Herráiz y la directora insular de Atenció a la Dona, Infancia, Joventut i Immigració, Cristina Fernández en rueda de prensa esta mañana, dicho estudio revela la falta de información de un porcentaje de la juventud menorquines sobre enfermedades de transmisión sexual.
Aunque se trata de un porcentaje pequeño y considerablemente menor al revelado por estudios anteriores, Fernández ha hecho hincapié en la necesidad de continuar alentando las prácticas sexuales responsables entre los más jóvenes. La consellera Herráiz ha manifestado la necesidad de promover campañas de información sobre el tema dado que "se ha bajado la guardia en cuanto al VIH". La consulta se ha realizado en alumnos de diferentes centros educativos públicos y concertados, de los cursos entre 2º de ESO y 2º de Bachillerato.
Con el objetivo de ampliar resultados respecto a los estudios realizados en 2011 y 2003, se han diseñado las encuestas atendiendo a tres conceptos claves: la sexualidad reproductiva, la sexualidad lúdica y la sexualidad afectiva, siendo estos dos últimos conceptos de nueva inclusión.
Una de las conclusiones más sonadas es la creciente precocidad de los jóvenes a la hora de estrenarse en el mundo de las relaciones sexuales: la edad de la primera relación se encuentra ahora entre los 14 y 15 años. Las mujeres son las más aventajadas en este sentido, teniendo en cuenta que el volumen de chicas que mantiene relaciones a esas edades dobla al de chicos.
Otro tema es el de la creciente importancia de las nuevas tecnologías en la visión que los chicos y chicas tienen sobre su propia sexualidad. 1 de cada 3 jóvenes utiliza internet para buscar información sobre el tema, y un 7 por ciento de las chicas admite haberse sentido forzada a través de redes sociales. Son dos datos que resumen el potencial de estas herramientas, un potencial que tanto Herráiz como Fernández describen principalmente como negativo. "La pornografía disponible en la red, junto con la visión del sexo que proyectan otras fuentes como el cine, la televisión o incluso los propios comentarios de la gente a menudo ofrecen una visión distorsionada de la sexualidad", ha explicado la directora insular.