La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, tendrán que modular su propuesta del Pacto por la Competitividad en zona euro y esperar a marzo para intentar lograr el apoyo de sus socios. Los jefes de Estado y de Gobierno reunidos el viernes en Bruselas fueron incapaces de abordar los aspectos concretos del Pacto por la Competitividad, según reconoció el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, quien aseguró que Merkel "no realizó ninguna propuesta concreta", durante la reunión. Bélgica y Austria se mostraron abiertamente en contra de alguna de las ideas. Horas antes, sin embargo, y según publica elpais.com, Merkel y Sarkozy habían comparecido en una conferencia de prensa para anunciar a bombo y platillo su voluntad de alcanzar este acuerdo. "Queremos concluir un Pacto de competitividad", dijo Merkel, "y mostrar que nuestra cooperación política es cada vez más estrecha". Sarkozy por su parte fue más asertivo al señalar que "estamos de acuerdo sobre un plan estructural para aportar la respuesta a los desafíos que afectan a Europa". El presidente francés subrayó que "es un eje entre Alemania y Francia extremadamente fuerte al servicio de una ambición europea estructural que nos permita responder a los desafíos de nuestras economías". El Pacto por la Competitividad, que el viernes propugnaron los líderes de los dos principales economías europeas, es, sin embargo, una iniciativa de Alemania que ha elaborado como contrapartida para aceptar aumentar los fondos disponibles del mecanismo de rescate europeo y aceptar una mayor flexibilidad en la utilización de sus fondos. El Fondo Europeo para la Estabilidad Financiera cuenta con una dotación de 440.000 millones, de los que solo son utilizables 250.000, para poder seguir gozando de la calificación máxima AAA. Según el artículo firmado por Andreu Missé, Berlín está dispuesto a aumentar la cuantía disponible y flexibilizar su empleo si los miembros de la zona euro están a favor de aplicar una serie de medidas definidas en los seis puntos del pacto: (prohibición de indexación de salarios a la inflación, incluir límites de deuda en las constituciones nacionales, armonizar la base del impuesto de sociedades, reconocimiento de diplomas académicos, aumentar la edad de jubilación y establecer un mecanismo de resolución de crisis para los bancos). La iniciativa alemana plantea dos tipos de problemas. Uno de método y otro de falta de respeto a la soberanía de los países. Por una parte, Merkel quiere que los compromisos se alcancen por acuerdo entre los ministros de Economía y no por el método comunitario. Ello supone un claro ninguneo de la Comisión Europea cuyo presidente, José Manuel Barroso, recordó esta semana en el Parlamento que había que respetar lo establecido en el Tratado. El otro frente lo formaron ayer algunos Estados que se opusieron a la manera de imponer la propuesta por parte de Alemania. El primer ministro belga, Ives Leterme, mostró su total desacuerdo en la pretensión alemana de suprimir la indexación de los salarios con la inflación, que en Bélgica afecta al 96% de los trabajadores. Leterme manifestó que "los Estados miembros deben tener margen para desarrollar sus propias políticas". “INTERFERENCIAS” EN LAS NEGOCIACIONES SALARIALES Por su parte, Werner Faymann, canciller de Austria, cuyo país tiene una larga tradición de concertación social, expresó su rechazo a las "interferencias" en las negociaciones salariales. En relación con la política sobre pensiones, Faymann manifestó que "no creo posible que la Unión Europea regule a edad de jubilación porque hay grandes diferencias entre países". John Monks, secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos dijo que no se trataba de un Pacto por la Competitividad "sino de un pacto dañino para el nivel de vida, que se basaba en más desigualdades y más trabajo precario". En su opinión "supone ignorar todas las lecciones de la actual recesión", señalando que los déficits públicos y el aumento de la deuda son inevitables y deseables "incluso para impedir que la situación sea aún peor". Para el líder del CES, "Europa corre el riesgo de acabar con su modelo social y su principio fundamental que es la autonomía de las negociaciones colectivas". Fuentes jurídicas han señalado la que la propuesta de Merkel en materia salarial está en contra de la Constitución de su país que garantiza la autonomía de las partes en las negociaciones sobre las condiciones de trabajo.
