Sensibilidad democrática
sábado 02 de agosto de 2014, 09:15h
Hace algunos años estuve en Cuba y la curiosidad profesional me hizo buscar textos legales para una breve aproximación al régimen castrista. Una de las cosas que más me llamó la atención, amén del hecho de no poder adquirir manuales de derecho puesto que se prestaban al cursar los estudios universitarios, fue la constitución cubana. Había previstos infinidad de procesos electorales. Uno tenía la sensación que aquella gente no paraba de votar. Ello, no obstante, no puso en duda ni por un instante la nula calidad democrática del sistema.
La democracia no puede agotarse en las urnas. La participación ciudadana debe ir más allá de elegir a unos representantes, a menudo distantes y desconectados del sentir ciudadano, a través de unas listas electorales cerradas. Haga usted memoria. ¿Es capaz de recordar los nombres de los diez primeros integrantes de la última lista electoral a la que votó?
La participación, directa o por medio de las entidades que forman la llamada sociedad civil (como si hubiese otro tipo de sociedad), es básica para el funcionamiento de una democracia sana.
Otro pilar fundamental del sistema democrático es el respeto a las reglas de juego. No es legítimo que el poder político fuerce cambios normativos cuando no le salen las cuentas para imponer sus criterios.
Esta semana nos hemos encontrado en el BOIB una nueva cacicada del Govern de Bauzá. El 31 de julio se publicó la "Resolució de la directora general d’Ordenació, Innovació i Formació Professional de 28 de juliol de 2014 per la qual s’estableixen les mesures que han d’aplicar els centres docents públics de les Illes Balears que no disposen d’un projecte de tractament integrat de llengües aprovat". Dado que el sistema de participación vigente, a través de los claustros, no apoyaba los desmanes del TIL, se cambian las reglas de juego a medio partido. Es decir, los claustros de les Illes Balears han podido votar los proyectos hasta 31 de julio. En caso de no aprobarlos, se imponen y punto. Democracia en estado puro, vaya.
Incluso cacicadas mediante, Bauzá y sus secuaces no pueden evitar que este año el 77% de madres y padres hayan elegido como lengua vehícular para la enseñanza de sus hijos la única propia de les Illes Balears, la catalana.