Semana laboral de 32 horas y la arcadia feliz de Armengol

Quedan cinco semanas para el 28M y la carrera electoral se acelera. Los partidos políticos se suben al carro de los anuncios y promesas como la de la presidenta Armengol que ha asegurado esta semana que si revalida en el cargo pondrá en marcha un plan piloto para instaurar la jornada laboral de cuatro días.

Aprovechando la visita institucional este jueves a la sede de Hotelbeds, la líder del Ejecutivo balear ha anunciado un presupuesto de dos millones de euros para que una treintena de empresas activen las semanas laborales de 32 horas con la condición de que se comprometan a mantenerlo durante un mínimo de tres años y tengan a, al menos, cinco trabajadores de su plantilla siguiendo este modelo.

El proyecto estará abierto a empresas de todos los sectores y cada empresa recibirá una subvención de 15.000 euros por plantear este nuevo modelo de trabajo, además de asesoramiento por parte del Govern y 5.000 euros por cada trabajador que se acoja a esta jornada durante el primer año y 2.500 euros entre el segundo y el tercero.

Según la socialista, este nuevo modelo de jornada laboral no sólo es beneficioso para los trabajadores sino que también es una muy buena propuesta para la competitividad de la empresa porque "está más que demostrado en diversos lugares del mundo" que los empleados van a trabajar con una "visión más optimista y intensa".

Sin embargo, como ocurre con todos los cambios de calado en el mundo de la empresa, conviene no caer en el oportunismo irresponsable cuando, además, se es consciente de que en una comunidad como la balear este sistema es sencillamente inviable.

La industria, basada en el turismo, es eminentemente intensiva y estacional y el tejido económico de esta comunidad nada tiene que ver con el de esos otros "lugares del mundo" al que se refería Armengol, como el de Reino Unido.

Aquí, un hotel, un restaurante, una tienda de zapatos, una constructora o un rent a car no son negocios que funcionen a objetivos: su actividad, per se, no puede reorganizarse y concentrarse en cuatro días como por arte de magia.

Las patronales CAEB y PIMEM mostraron su rechazo a esta propuesta cuando se abrió el melón a nivel nacional -fue la entonces ministra de Industria y Turismo, Reyes Maroto, la que presentó el plan- y ahora, con Armengol replicando el anuncio a puertas de las elecciones, insisten en su negativa.

CAEB no le ve recorrido sencillamente porque no hay trabajadores suficientes -si las plantillas no dan para cinco días, difícilmente lo harán para cuatro con la consiguiente necesidad de contratación- y tampoco cree que sea el momento oportuno de implantarlo con los costes disparados a causa de la inflación.

Pimem va un paso más allá y recuerda que las pequeñas y medianas empresas de las islas ya sufren suficiente con las rotaciones de plantilla, teniendo en cuenta la dificultad de encontrar talento y mantener la productividad.

Por todo ello, un anuncio como el de la presidenta del Govern a casi un mes de los comicios no puede ser interpretado más que en clave electoral y con un ánimo evidente de atar votos a toda costa aún sabiendo que el recorrido de esta medida es inexistente.

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