Baleares arranca una semana clave en la administración de vacunas contra la Covid, con el acelerón que supone la llegada esta semana de algo más de 47.000 dosis, en vez las 15.000 semanales de las últimas entregas. La situación debe relanzar un proceso de inmunización con remedios que se han demostrado efectivos, aunque el ritmo hasta ahora no ha sido el previsto al inicio del plan. De hecho, las 47.000 dosis que llegarán a Baleares esta semana aún quedan notablemente por debajo de las 80.000 anunciadas por la Conselleria a mediados de febrero, cuando las previsiones de AstraZeneca y Janssen hacían prever una cobertura más amplia y rápida tanto en las islas como en el resto del país.
Las dudas provocadas por estas dos vacunas han contribuido al frenazo de un plan que, ante la incertidumbre, ha confiado en el preparado de Pfizer buena parte de sus opciones para impulsar el proceso. Hasta ahora, el 64,5 por ciento de las 336.110 dosis recibidas en Baleares son de Pfizer, frente al 27,5 por ciento de AztraZeneca, el 7 por ciento de Moderna y el 1 por ciento de Janssen.
Con las nuevas entregas, la Conselleria confía en que el objetivo de haber inyectado al menos una dosis al 70 por ciento de la población de los grupos principales -por edad o por actividad- se alcance a finales de julio. Debe empezar, pues, una fase de vacunación masiva con el notable aumento de las dosis que se deben administrar en todos los puntos habilitados de las islas desde este lunes.
Así, el polideportivo Germans Escalas de Palma pondrá 16.200 dosis frente a las 4.100 registradas hasta el momento; Son Dureta pasará de 3.150 a 7.500 semanales, el polideportivo de de Inca administrará 4.700 - el triple que hasta ahora- y el de Manacor subirá de 2.100 a 5.700 dosis. Ibiza y Menorca registrarán aumentos proporcionalmente similares.
Está claro que el proceso está en fase de acelerar. Para ello, es importante, además, que no se alimenten más incertidumbres sobre determinadas vacunas como ocurre con la de AstraZeneca, cuyas segundas dosis han quedado aplazadas al menos un mes por la Comisión de Salud Pública, a pesar de la decisión de la Agencia Europea del Medicamento, que recomienda su administración a todos aquellos menores de 60 años que ya recibieron la primera dosis. España esperará a nuevas investigaciones, lo que resulta prudente, pero debe haber alternativas suficientes que permitan acelerar ahora para poder cumplir objetivos en los plazos previstos al inicio del proceso.