A más visitantes, más mensajes atacando al sector. Palma vive su segundo verano de pintadas antituristas y los mensajes proliferan por las paredes de edificios del casco antiguo o directamente en la calzada. El alquiler vacacional, en el punto de mira.
Los mensajes son claros y concisos: "Tourism kills the city" o "Palma no se ven" y se ubican en las inmediaciones de la Plaça del Quadrado, una de las zonas más azotadas por el alquiler vacacional. De ahí que el movimiento anónimo también se centre a las plataformas digitales de esta modalidad con el mensaje "Stop AirBnb".
Y es que entidades sociales como la asamblea Ciutat per a qui l'habita lleva meses advirtiendo de los efectos de este sector: expulsión de residentes ante la falta de alquileres de larga estancia, precios inflados y aumento exponencial de ruidos.
Tal es su malestar que han organizado acciones como el Carril Guiri, una ruta reivindicativa con atuendo de "guiri" y trolleys arrastradas por el corazón de Palma.
SEGUNDO VERANO DE PINTADAS
Esta nueva oleada de graffitis están realizados con plantilla, son de tamaño pequeño-medio y su estética es parecida a la de la Barceloneta. Son, por tanto, distintas a las primeras aparecidas en abril de 2016 y que coparon portadas incluso en el extranjero.
"Stop guiris", "El turisme destrueix la ciutat (El turismo destruye la ciudad)" y " Tourist go home; Refugees Welcome (Turistas volved a casa, bienvenidos refugiados)", son algunas de las frases con las que amaneció el Casc Antíc de Palma. Aquel episiodio abrió el melón: "alquiler turístico sí, alquiler turístico no" y un año después, se ha aprobado la Ley Barceló que nace muerta dadas las incoherencias e inseguridad jurídica del cuerpo de la norma.
No obstante, el fenómeno es el mismo: la turismofobia, es decir, el rechazo de una parte de la sociedad hacia la turistización y gentrificación de la capital. "Palma no se ven", reza el lema -y hashtag- pero de momento, sigue esperando una normativa real que ponga orden al boom de los alquileres vacacionales.