No se puede decir que hayamos aprendido a vivir con el miedo, simplemente no lo tenemos presente. A nivel general, no se infiere que la mayor parte de la población sea consciente que el nivel de alerta por posible atentado terrorista sea de 4, pero es así como se puede comprobar con una simple consulta a la web del Ministerio de Interior. Sí, aunque hagamos nuestra vida como si no pasara nada, estamos en situación de alto riesgo desde hace varios años sin que haya variado a la baja, esto es, se puede producir en cualquier momento y en cualquier lugar.
Pero es un mensaje, aunque necesario, que no vende. No emana optimismo, y por ello ningún líder político lo menciona. En los grandes discursos preelectorales y electorales no escuchamos mención a ello en un sentido de responsabilidad institucional. Que si Catalunya, que si corrupción, que si descuentos aéreos… todo es muy importante, sí, pero no debemos olvidarnos que antes que el dinero y que incluso la libertad hay un valor prioritario, que es la vida.
La tranquilidad de saber que tenemos unos Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado velando por nuestra integridad física y que los Servicios de Inteligencia de España son referente a nivel mundial en materia de terrorismo, no significa que los ciudadanos tengamos que bajar la guardia e ignorar que sigue habiendo gente que viene a por nosotros, malnacidos que quieren cercenar nuestra libertad a base de infundirnos miedo a todos los niveles.
No estaría de más que, al igual que se emiten campañas de concienciación en materia de seguridad viaria, también las hubiera indicando las medidas de precaución que todos debemos de tomar en aras de evitar la comisión de un atentado terrorista o de ser víctima de él.
Pero eso, señores, aunque sea una medida responsable y necesaria, crea un sentimiento negativo que influye en el subconsciente a la hora de meter la papeleta en la urna.