Efectivamente, como dijo un sabio, la política puede hacer extraños compañeros de cama. En esta ocasión me refiero, lo habrán intuido, a las recientes declaraciones de la todopoderosa Secretaria General del PP, Dña. María Dolores de Cospedal, al hilo de una posible coalición entre el PP y el PSOE “siempre que el PP no tenga mayoría absoluta” (cosa que hoy por hoy, parece realmente difícil).
La posible alianza puede analizarse desde varios prismas, pero ciertamente, llama la atención que el ying y el yang se junten tras años escenificando una enraizada contienda política e ideológica; contienda que, a la vista de este tipo de declaraciones, ya no sabemos si, al igual que los corruptos, ha sido una presunta contienda. Es decir, si van a hacerse amigos, me asaltan infinidad de preguntas: ¿continuarán esos tensos debates televisivos en los que se acusaban mutuamente de llevar al país a la ruina? ¿Disfrutaremos en este caso de una amigable charla con el “why can´t we be friends” de fondo? Porque ambas formaciones discrepan, teóricamente, tanto en su vertiente económica como en la vertiente social. ¿Quién va a ceder, las rosas o las gaviotas? ¿ o es que en realidad sus programas no eran tan diferentes, sino sólo “diferentes carriles” de una tercera vía que Europa nos impone, por suerte o por desgracia, a todos?
No me malinterpreten. No estoy diciendo que los políticos no deban llegar a acuerdos para poder representar debidamente a la ciudadanía que les ha votado. En este caso estoy criticando los motivos por los cuales, de repente, dos enemigos irreconciliables se ponen de acuerdo para plantar cara a alguien que, hay que saber reconocerlo, ha sabido venderse mucho mejor que ellos y aprovecharse del hartazgo ciudadano que ellos mismos han generado.
Si los acuerdos son buenos, los políticos deberían haber llegado a acuerdos desde hace años para poder solucionar los problemas que han asolado y hastiado a la ciudadanía, no sólo para conservar “in extremis” una mayoría parlamentaria y que el número de votos azules y rojos sume más que el resto.
Si Partido Popular y PSOE quieren volver a “cortejar” a su electorado deben CAMBIAR sus políticas, sus normas y, no estaría de más, alguna de las sempiternas caras que, legislatura tras legislatura, vemos en el Congreso aplaudiendo cada frase que pronuncia el líder del partido. El ciudadano en general está harto de los “políticos profesionales” que alternan cargos públicos hasta que son rescatados para algún Consejo de Administración o Consejo Estatal o Autonómico.
No me malinterpreten. No seré yo “sospechoso” de apoyar a las nuevas fuerzas que están aprovechándose de la crisis para lanzar discursos fáciles, pero los actuales partidos deben renovarse o, por mucho que pacten, se quedarán en el intento.