La DGT impuso en Baleares un total de 53.518 multas de tráfico en los primeros cinco meses del año. La cifra supone en torno a las 350 sanciones impuestas cada día, principalmente por exceso de velocidad. Los vehículos que circulan a mayor velocidad de la permitida son una constante entre las infracciones viarias; sin embargo, empiezan a ganar protagonismo otro tipo de infracciones ocasionadas por el uso del teléfono móvil y por la conducción bajo los efectos del alcohol.
En los primeros cinco meses del año, 1.991 conductores han sido multados por hacer uso del móvil mientras conducían, una cifra que quintuplica las sanciones impuestas por la misma causa en el mismo periodo del año pasado. También se han disparado las multas por positivos de alcoholemia al volante; mientras en los cinco primeros meses del 2018 fueron 896 los conductores sancionados, hasta mayo de 2019 ya eran 1.492.
Los datos confirman que algunas de las medidas adoptadas por la DGT en materia de sanciones han influido en el cambio de determinados hábitos al volante. Por ejemplo, la actividad de los radares fijos en las Islas ha reducido notablemente el número de infracciones cometidas, pasando de las 63.737 multas impuestas por exceso de velocidad detectada mediante radares fijos en los primeros cinco meses de 2018, a las 39.767 sanciones de enero a mayo de este año. El uso del móvil, sin embargo, no parece haber sido una práctica que haya ido en decremento. Al contrario, las denuncias impuestas revelan una preocupante falta de conciencia por parte de muchos conductores que todavía no identifican los peligros que conlleva hablar por teléfono o escribir mensajes mientras se conduce. Lo mismo ocurre con el consumo de alcohol.
La DGT debe mantener las sanciones de la misma manera que ha de proseguir con las campañas de información que alertan de los riesgos que suponen algunos hábitos al volante. Porque la inevitable acción sancionadora debe ir acompañada de una prevención suficiente que reduzca en la medida de lo posible el goteo de accidentes y víctimas a las que, desgraciadamente, el tráfico ya nos tiene acostumbrados.