Baleares ha recibido esta semana 3.900 vacunas. La cifra supone una caída del 33 por ciento respecto a la anterior remesa debido a los ajustes que el Ministerio de Sanidad se ha visto obligado a realizar después de que Pfizer anunciase una importante reducción en el suministro para toda Europa.
Según la farmacéutica, la alta demanda en el viejo continente les ha empujado a implementar cambios en el proceso de fabricación para aumentar la producción, por lo que las fluctuaciones en los pedidos serán la tónica habitual hasta principios de febrero.
Así las cosas, España ha pasado de recibir 360.000 dosis a 205.725, un 56 por ciento menos en una semana.
El ministro Illa ha explicado que, dadas las circunstancias, el nuevo reparto se ha realizado teniendo en cuenta el ritmo de vacunación de cada comunidad durante la primera semana, de tal modo que todas dispongan de dosis suficientes para administrar la segunda tanda.
Algunos territorios, como Madrid y País Vasco, han protestado por el criterio del ministerio –que califican de “injusto”- pero Baleares se ha limitado a pedir “celeridad” en el reparto de dosis para llegar al 70 por ciento de la población vacunada antes del verano y asegurar la temporada turística.
Sin embargo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya ha pronosticado que España comenzará a recibir visitantes extranjeros a finales del estío porque será entonces cuando la población esté vacunada de forma “masiva”.
Si esto es así y se cumplen los tiempos del presidente, Baleares habrá perdido por segundo año consecutivo sus meses más fuertes y el saldo de 2021 será, definitivamente, atroz.
A estas alturas, el presidente debería saber que el archipiélago balear depende más que ninguna otra autonomía de la evolución de junio, julio, agosto y septiembre. En estas islas, la necesidad de acelerar el proceso de vacunación no se fundamenta únicamente en la protección de vidas y el alivio de la presión sanitaria sino en la extrema urgencia de poner su motor en marcha.
Cierto es que para activar de nuevo la economía será necesaria la confluencia de varios factores, como las tasas de vacunación y los índices de contagios de los mercados emisores, pero desde luego lo que no puede ocurrir es que Baleares se plante en la temporada crucial sin los deberes hechos, bien porque el Gobierno de Sánchez no ha priorizado a las islas, bien porque el Govern de Armengol no ha dado el golpe que debe dar sobre la mesa.