En el colegio no nos lo enseñan, pero conocer cómo se mueve el dinero y quién domina el mundo facilita entender el presente y anticiparse al futuro. Puedes estar de acuerdo o no y aun siendo a veces injusto e inevitable, mejor estar en el lado menos doloroso a la hora de tomar decisiones.
Hace un par de semanas en mi artículo “A rebufo de los dueños del mundo” les dije que el mejor consejo de inversión que les puedo dar es conocer las motivaciones de los poderosos y moverse a rebufo de sus decisiones.
Y les avisé de que Ripple, empresa que está poniendo los cimientos para el uso masivo de las CBDC a nivel mundial, iba a revalorizarse. Para ello tenía que ganar un juicio contra la Comisión de Valores y Bolsa americana (SEC). Pues, tras 925 días, lo ha hecho. La sentencia afirma que su criptomoneda (XRP) no es una security, es decir, no debe pasar por los exigentes requerimientos de todo valor financiero y no le penalizará por habérselos saltado. Al menos, así lo ha determinado para los XRP que se vendieron a través de los exchanges. Sí son securities los que se vendieron directamente a inversores y por ellos deberá pagar una multa.
Esta sentencia aporta claridad regulatoria a esta criptomoneda y la convierte en la primera con una sentencia a favor que le otorga seguridad jurídica. Eso le abrirá las puertas al dinero institucional que se mostraba reacio a comprar criptomonedas.
XRP es la criptomoneda que trabaja por debajo de la blockchain que está llamada a ser los raíles de las transferencias transfronterizas en un nuevo sistema bancario que aprovecha los beneficios de la blockchain y permite que los bancos puedan transferir su dinero digital de manera instantánea y barata.
Ripple lleva años alcanzando acuerdos y ya los tiene con más de 20 bancos centrales y con muchos bancos comerciales como, por ejemplo, Banco Santander y BBVA en España.
Como vemos, XRP es la moneda de los bancos y por eso se la ha considerado como “traidora” dentro de una comunidad que repite argumentos como loros sin conocer el espíritu de por qué se creó Bitcoin y, por ende, el resto de las criptomonedas.
La “comunidad cripto” se ha hecho con una dialéctica errónea e interesada y ve a Bitcoin como un arma para derrocar bancos y gobiernos. Es un error porque Bitcoin ni siquiera es una criptomoneda. Tampoco va contra los bancos ni contra los gobiernos. Si acaso, quiso corregir malos usos que se dieron en el pasado desde los Bancos Centrales, como la emisión desmesurada de moneda y la pérdida de valor que conlleva para los ciudadanos.
Bitcoin aporta soberanía financiera a las personas y, por cierto, también tiene claridad regulatoria puesto que, al tener su protocolo fijado en piedra ni tener una empresa detrás no concede ni resta poder a nadie lo que le hace estar dentro de la ley.
Se podría decir que Bitcoin es la moneda de la gente, incluso la de los que no tienen acceso a la banca actual. También que aporta privacidad. XRP, sin embargo, es la de los banqueros. Es la que los bancos centrales han elegido para sus CBDC y, por tanto, se pasa la privacidad por el arco del triunfo. Las CBDC dejarán rastro y servirán para que el gobierno nos controle.
El futuro a corto plazo pasa por la reducción del número de bancos medianos y pequeños. Seguirán cayendo y las CBDC, junto a la expansión de XRP, seguirán su curso. Como dijo Lagarde, en octubre se pone a punto el euro digital y su función es controlarnos.
Me preguntaba un alumno mío de Finanzas que de qué sirve conocer las tropelías que hacen los creadores del dinero si no podemos cambiar nada. Mi respuesta fue que habría que verlo porque juntos sí podríamos denunciar algunas formas de actuar consentidas pero que a usted o a mí nos caería una buena sanción si las hiciéramos de forma particular. Por ejemplo, prestar un dinero que no se tiene, como hacen los bancos. Pero, cuando menos, conocer la forma de actuar de las élites financieras permite posicionarse en el lado bueno o menos doloroso antes de que llegue el momento. Nuestro bolsillo y nuestra salud lo agradecerán.