Es algo que todos buscan, pero que pocos consiguen. Pero es el elemento diferenciador en una categoría con tantas aristas como la Segunda División: regularidad. Y ese debe ser el desafío del Mallorca para 2014, tratar de sostener una línea argumental que le lleve en poco tiempo a la zona caliente. Es evidente que, a la que el equipo de Oltra pueda coser un par de buenos resultados, estará peleando por el ascenso. Otra cosa bien distinta es que lo logre. Y es que ahora, luego del parón, ya no podremos hablar de adaptación a la categoría, de desconocimiento de los rivales o de si en la planta noble siguen con un lenguaje bélico. Ni lanzar mensajes manidos sobre si queda mucho para acabar el campeonato y queda mucho en juego. Eso, generalmente, te acaba conduciendo al fracaso. Con toda la plantilla sana y activada, el Mallorca debe aspirar a luchar con Deportivo y Sporting por subir a Primera.
