El Jefe de Tráfico de la Policía Local de Palma, Miquel Quetglas, ha puesto el dedo de la experiencia en la llaga de los patinetes. Son baratos, con lo cual cumplen una función social al permitir el desplazamiento personal, sin tener que utilizar ni motos, ni coches, con lo cual contaminan menos; y socializan la movilidad, con lo cual no se nota tanto lo de ricos y pobres.
En mi juventud, el coche era el signo más visible de riqueza. Totom volia tenir una Mercedes. Ahora, todo son supervehículos. Los vendedores utilizan el recurso de la pregunta trampa al cliente que quiere comprarse un coche: cuánto vale tu vida, la de tu esposa y la de tus hijos. Respuesta: dame el coche más grande y más reforzado. Y así van las carreteras de las islas, que parecen las de Nueva York a Washington.
Pero volvamos al patinete y a la Policía Local de Palma. Esta semana, en el teatro Mar i Tierra, des Jonquet, se han reunido expertos de todas las disciplinas para analizar el presente y el futuro de los patinetes eléctricos. Todos han aplaudido la petición de Quetglas, para que se regule una norma general, a ser posible nacional, que limite su uso. Bienvenidos sean los patinetes, que han llegado para quedarse.
Pero ojo, el problema no es el vehículo personal, es el conductor o conductora. Si no saben ni ir en bicicleta, cómo esperamos que cumplan las mínimas leyes de tráfico rodado. O confiamos en que no salgan a la carretera, a las vías principales de tráfico o, a las aceras, y que no provoquen un accidente mortal. No debemos esperar que se registren fallecimientos de peatones y conductores por una infracción de tráfico.
Los patinetes no pueden circular a más de 25 km/h. Ja, ja, ja, qué risa me da. Los hay en el mercado que pueden alcanzar más de 80 k/h. los trucados, suelen circular a 35 k/h. Una velocidad con la que si se atropella a una persona mayor, puede causarle incluso la muerte. Si el conductor no conoce las reglas de tráfico, habrá que asegurarse que las aprenda. Y eso es lo que la policía local quiere, que se les enseñe a circular, con prevención, con responsabilidad y sabiendo a qué atenerse, ante un posible accidente. Y los padres, que han ahorrado los más de 300 euros que cuestan estos patinetes, los más baratos, no han podido comprarles un código de la circulación, que vale 30 euros, en una librería o aconsejarles que en vez de mirar tanto Instagram, Tiktok, Facebook… que miren la página de la DGT y aprendan un poquito, Por su seguridad, por la mía y por la de todos.
Enhorabuena a la Policía Local de Palma, por analizar el tema y proponer soluciones. Y a los miembros de la asociación ciudadana Patinetes y Bicis a Raya, que lo vienen reivindicando desde la anterior legislatura.