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Redes sociales, jóvenes y autismo parental: "Hay que intervenir ya"

Por Cristina Suárez
lunes 12 de diciembre de 2022, 13:58h

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Si usted usa Facebook sepa que es un carca. Si usted ha leído esto y ha echado una carcajada, o es un carca que se reconoce como tal o es uno de esos jóvenes que viven en TikTok, BeReal o Instagram. El universo digital avanza a una velocidad supersónica y sus peligros también, especialmente para los más pequeños que saben mucho de tecnología y poco de "los malos". David Arráez es periodista, formador en competencias digitales, conocedor como pocos de la industria tecnológica... Y padre. Nadie como él para explicar el universo de las redes sociales y sus agujeros negros.

Su primera máxima: las redes sociales son terreno abonado para depredadores sexuales. La segunda, que deriva de la primera: los padres tienen que acompañar a sus hijos en Internet. "A nadie en su sano juicio se le ocurriría dejar a su niño solo, de noche, en un barrio peligroso de Palma. ¿Por qué entonces sí le dejan solo con el móvil, cuando es mucho peor?"

Peor, sencillamente, porque el acceso a la violencia o a la pornografía que ofrece Internet es total y gratuito: lo que quieras, cuando quieras, a golpe de clic. "Hablamos de contenidos que producen daños psicológicos en los menores y, en el peor de los casos, los convierten en víctimas de depredadores sexuales".

TIK TOK, CAMPO ABONADO DE DEPREDADORES SEXUALES

Depredadores sexuales que hacen su agosto en una red social como Tik Tok, la reina (de momento) entre los jóvenes: vídeos cortos, divertidos, en loop y con la posibilidad de añadir fondos musicales, efectos de sonido y filtros. El paraíso para los chavales... Y para los pedófilos y pederastas.

"Técnicamente, TikTok tiene vetado los contenidos pornográficos pero la ventana de lo erótico siempre está abierta", explica Arráez. "Si los bailes sensuales provienen de una niña de 12 años, los depredadores sexuales al otro lado de la pantalla lo tienen muy fácil".

La técnica es la de siempre: se hacen pasar por un chico de su edad, se ganan su confianza, se intercambian los móviles, van estrechando la relación y comienza la petición de fotos y vídeos sexuales.

Real como la vida misma, y cada vez más y peor. "Recuerdo el caso de un padre de Almería hace unos años. Estaba en un grupo de whatsapp con los amigotes en los que se intercambian fotos y vídeos de chicas jovencitas y le llega uno de su propia hija mostrándose desnuda ante un espejo". Un padre más que se entera de lo que hace su hija cuando ya es demasiado tarde porque, entre otras cosas, esas imágenes ya han corrido como la pólvora por todo Internet y por todo el mundo. La amenaza es global.

Sólo un dato: el año pasado el Ministerio del Interior recibió más de 28.000 denuncias por acoso sexual a través de las redes sociales, un 17 por ciento más que el año anterior. No hay delitos que crezcan tanto de un año para otro como los cibernéticos, y el capítulo sexual y menores es especialmente prepcupante. "Que esto sigue escalando es algo evidente, y que va a ir a más y será peor, también".

David Arráez en una conferencia

"ANTES O DESPUÉS ACABA LLEGANDO EL PELIGRO"

Y todo ha empezado con un inocente baile ante el móvil. Luego viene otro y después otro al que añadimos reggaeton con sus letras sexualizadas y el resultado es el de una niña de diez o doce años seduciendo a una cámara abierta al mundo como si fuese una mujer adulta que lo tiene todo controlado.

Desde hace dos años, Arráez imparte clases en colegios acerca del uso de la tecnología por parte de los jóvenes, y sobre todo, centrado en los padres: qué hacer, cuándo comenzar, cómo.

La clave es la confianza. "Siempre les digo que el primer paso no es instalar una herramienta de control parental para saber dónde está, con quién habla, qué se dicen. Esa es la parte técnica. El primer paso es enseñar a tu propio hijo a usar la tecnologia estando tú presente, lo que llamamos 'acompañamiento parental', que será fundamental para tejer un vínculo estrecho que le dé confianza de acudir a ti cuando llegue el momento", explica el experto. "Y ojo, porque ese momento siempre llega".

Otra clave que les enseña a los padres: lo que huele a chamusquina, huele a chamusquina. "Si en una conversación, el otro joven le está metiendo prisa por 'vamos a vernos' es que hay algo raro porque los chavales, por inercia, no piden conocerse en privado. Ellos son felices en su burbuja digital".

BeReal, SIN PELIGRO (DE MOMENTO)

Otra red social muy de moda entre los jóvenes es BeReal. "Es muy incipiente y de momento, muy inocente", apunta Arráez.

El funcionamiento es tan sencillo como hacerse una foto cuando salta una alerta en el móvil. Disparas y capturas lo que estás haciendo en ese momento: estudiando, viendo una películo, jugando con el gato...

"Yo diría que es divertido, pero no muy divertido", confiesa el experto. "Adultos ves muy pocos, pero quizás es cuestión de tiempo".

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