La delegada del Gobierno en Baleares, Rosario Sánchez, señalaba este domingo en mallorcadiario.com que es mejor que el nuevo REB perdure en el tiempo a que se apruebe con prisas. El razonamiento no carecería de lógica si no fuera porque las negociaciones sobre un régimen fiscal que compense la insularidad que sufren las Baleares se prolongan ya desde hace tres años y al anuncio de una firma inminente se ha venido realizando en varias ocasiones desde hace casi un año. La delegada se ajusta al guión previsto y relata el gran interés que hay en las dos partes de la negociación para que el REB se firme cuanto antes. Pero no compromete fechas ni plazos.
El peso que nuestra comunidad tiene ante la administración central sigue siendo exiguo, independientemente de quién gobierne en Madrid y en Palma o, incluso, si ambos gobiernos son de un mismo partido, como ocurre actualmente. El hecho de que en los últimos meses hayan aterrizado en las Islas más ministros que nunca -del orden de uno por semana, prácticamente- no se corresponde con una atención real a los problemas que sufre la comunidad y que desde Madrid deberían aliviarse por una cuestión de justicia territorial.
Al contrario, el gobierno de Sánchez reduce sus planes de inversión en Baleares para 2019 en relación a las cuentas del anterior ejecutivo de Rajoy, trasladando una sensación de desamparo de la que no escapan ni los propios socialistas de las Islas, ni sus socios en el Govern. El presidente de Consell y candidato de Més al Parlament en las próximas elecciones, Miquel Ensenyat, insistía en que la presidenta Armengol se había quedado "cruzada de brazos" ante el agravio de Moncloa. Armengol se escuda en que su parte del trabajo ya está hecha y deja el asunto en la mesa del Gobierno central.
El tema de la financiación volverá al debate político este martes cuando el Parlament se pronuncie sobre la proposición del PP que propone la retirada de los Presupuestos Generales del Estado por considerarlos "insolidarios".
Inversiones, REB, financiación... El debate político sobre estos asuntos está en auge. Pero la sensación que percibe el ciudadano de Baleares es que son argumentos esgrimidos en la lucha política sin que se tengan en cuenta las necesidades reales de los habitantes y empresas de las Islas. Unos ciudadanos que asisten de espectadores a multitud de declaraciones mientras su reivindicación lógica se sigue retrasando en el tiempo. Sin fecha ni plazo.